«Si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo» (Romanos 5: 17)
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería el mundo si Jesucristo no hubiera venido como bebé para ser nuestro Salvador? Por supuesto que no habría Navidad, pero tampoco habría iglesias, ni himnos, ni misioneros, ni doctores y enfermeras cristianos… ¿Puedes agregar cosas a la lista de ventajas que tenemos gracias al nacimiento de Jesús? Nadie sabe quién escribió el siguiente relato, pero la época navideña es el momento perfecto para volver a leerlo y pensar acerca de lo diferente que habría sido todo si Jesús no hubiese nacido.
«Nació en una aldea humilde, hijo de una mujer campesina. Se crio en otra aldea. Trabajó en una carpintería hasta los treinta años y luego, durante tres, fue un predicador itinerante. Nunca escribió un libro. Nunca celebró un servicio religioso. Nunca tuvo una casa. Nunca iba a más de 300 kilómetros del lugar donde nació. Nunca hizo nada de lo que generalmente acompaña a la grandeza. No tuvo más credenciales que él mismo.
»Aunque recorrió el país sanando enfermos, dando vista a los ciegos, curando a los cojos y resucitando a los muertos, los principales líderes de la religión oficial se pusieron en su contra. Sus amigos huyeron. Fue entregado a sus enemigos. Soportó un juicio injusto. Lo escupieron, lo azotaron y se mofaron de él. Fue clavado en una cruz entre dos ladrones. Mientras moría, sus verdugos sortearon entre sí su única posesión, que era su manto. Cuando murió, lo pusieron en una tumba prestada, por la compasión de un amigo.
»Han pasado veinte largos siglos, y hoy es la figura central de la raza humana y el mayor impulsor del progreso. Todos los ejércitos del mundo, todas las flotas alguna vez construidas, y todos los reyes que alguna vez han reinado, juntos, no pueden afectar la vida de los seres humanos como lo hizo esta única vida solitaria».
Tomado de:
Lecturas devocionales
para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo
