LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Santiago 3:1-12; Deuteronomio 6:6, 7; Lucas 9:51-56; Proverbios 16:27; Mateo 7:16-18.
PARA MEMORIZAR:
“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” ( Mat. 12:37).
LAS PALABRAS TIENEN UN PODER TREMENDO. “La palabra dicha como
conviene” (Prov. 25:11) puede afectar las vidas de manera profunda, puede persistir durante días o aun años. Los niños absorben las palabras como esponjas, y en poco tiempo hablan cualquier idioma que escuchan mientras crecen. También es la razón por la que lo que oyen acerca de sí mismos puede anticipar su éxito o su fracaso futuros. Para bien o para mal, la comunicación de los padres se duplica y amplifica en sus hijos.
La palabra escrita también es poderosa, y más duradera. La más poderosa de todas es la Palabra de Dios. Considera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105); y “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Jesús dirigió la atención de sus discípulos de las bendiciones temporales a algo mucho más vital: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).
Las palabras pueden calmar y dar seguridad, o envenenar y contaminar. ¿Cuán a menudo has dicho algo que deseaste poder retirar? Esta semana veremos que Santiago tiene algunas palabras importantes.
Lección de Escuela Sabática Adventista para Adultos
4to trimestre 2014 “La epístola de Santiago”
Lecc. 7 Dominar la lengua