Matinal Para Adultos 2014 Para el: 15 octubre
Has dejado tu primer amor. Apocalipsis 2:4.
No todas las experiencias después de Minneapolis fueron felices. G. I. Butler, al sentir que había sido «asesinado» en casa de sus amigos, renunció a la presidencia de la Asociación General al final del congreso de 1888. Poco después, él y su esposa se mudaron a Florida para cultivar naranjas. Seis días antes de partir hacia el sur a mediados de diciembre, Elena de White le envió una carta en la que le decía que era un enemigo de los Testimonios y un hombre inconverso. Cerró con un llamado a su corazón para que se enmendara.
Esa fue la primera de muchas cartas para Butler. Pero, él no estaba para confesiones.
Al mirar hacia atrás y contemplar su primer período en Florida desde la perspectiva de 1905, escribió: «A algunos se les hace difícil confesar […]. Ella solía escribirme, una y otra vez, sobre el encuentro de Minneapolis y cosas por el estilo, y yo invariablemente le respondía que era completamente inútil que yo fuese a confesar algo que no creía necesario. Mantuve mi postura a eso». Dijo que nunca cometería el error de presumir paz cuando no existía.
Exteriormente, la frustración de Butler había llegado a su nivel máximo a comienzos de 1893 cuando pidió que la iglesia no le renovara sus credenciales ministeriales. Pero, en realidad, Butler probablemente no estaba pidiendo renunciar como pastor sino que estaba planteando una pregunta que necesitaba una respuesta: «¿Todavía me necesitan?»
Por esa misma época predicó por primera vez en cuatro años. Mientras tanto, la iglesia le renovó las credenciales. Encantado con su aceptación, Butler declaró que estuvo a punto de exclamar que «los queridos hermanos han entrado en una conspiración para matar al viejo pecador con bondad».
Pero, como era una persona complicada, como todos nosotros, todavía no podía creer «que Dios guió a Waggoner a inundar a la iglesia con la controversia de Gálatas». Por otro lado, término de la creciente prominencia de la justificación por la fe y la justicia de Cristo.
Señor, queremos agradecerte por ser tardo para la ira con los seres humanos rebeldes.
Cada uno de nosotros tiene un poco de George I. Butler, y necesitamos ayuda. Es más, queremos ayuda. Gracias por permanecer en nuestra vida a pesar de lo que somos.
Tomado de: Lecturas devocionales para Adultos 2014
“A menos que Olvidemos”
Por: George R. Knight
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