martes , 22 abril 2025
Matinal Para Damas 2014

El regalo de Terry

 “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Salmo 34:15

22-10Lilia acababa de mudarse. Antes de conocer a sus nuevos vecinos, recibieron a Terry, el perro de una familia que vivía a tres casas de la suya. El can, muy amigable, apareció en la casa de Lilia para darles la bienvenida. Acostumbrados a tratar bien a los animales, le dieron comida y atención.

El esposo de Lilia sufría de úlcera gástrica y debía hacer una dieta especial Un día, se quedó sin los alimentos que su esposo consumía, y lo que tenía estaba contraindicado para su salud. Lilia cocinó lo único que había en casa ese día, mientras oraba en silencio. Angustiada por no haber hecho la provisión necesaria, le rogó a Dios que ese alimento no le hiciera mal a su esposo.

Mientras oraba, golpearon la puerta. Abrió sin pensar y allí estaba Terry con un pez fresco en el hocico. Moviendo la cola, el perro se lo depositó en las manos. Un poco sorprendida, Lilia le preguntó al Señor: «¿Qué hago, Señor? ¿Y si lo sacó de la cocina de su dueña?». Esperó que alguien lo reclamara, pero nadie lo hizo, así que decidió cocinarlo, agradeciéndole a Dios por lo ocurrido.

Después de este incidente, la cuñada de Lilia les llevó de regalo un pavo navideño, y ella decidió compartirlo con el perro. Fue hasta la casa de sus vecinos. Terry estaba atado y sus dueños pensaban que había sido envenenado porque no quería comer. Cuando Terry escuchó la voz de Lilia se reincorporó y empezó a ladrar festivamente. Los vecinos, al darse cuenta de ese amor, se lo regalaron a Lilia y a su esposo.

Meses después, el esposo de Lilia se disgustó con él por alguna travesura perruna… entonces ella le contó acerca del providencial pescado que el perro les había regalado aquel día.

El pescado no es un alimento que coman los perros, ¿de dónde lo sacó? Además, era muy grande y no tenía mordedura, ni rasguños, ni tierra. ¿Quién golpeó la puerta si allí estaba solo el perro? ¿Cómo hizo el perro para saltar la reja, que era muy alta, y llegar a la puerta de su casa?

Bien saben Lilia y su esposo que fue un ángel quien les llevó ese alimento aquella vez. Nuestro buen Padre tiene «sus ojos sobre los justos y su oído atento al clamor de ellos».

Lidia Sepúlveda de Figueroa, Chile

Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2014
“De mujer a mujer”
Por: Pilar Calle de Hengen

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