PRUEBA Y VERÁS
«Como niños recién nacidos, busquen con ansia la leche espiritual pura, para que por medio de ella crezcan y tengan salvación, ya que han gustado la bondad del Señor» (l Pedro 2: 2, 3).
La pequeña bola de pelo y piel estiró cuatro largas patas y abrió su boca en un gran bostezo. «Miauu», gimió. «Oh, mi pobre bebecita», dijo la empleada del zoológico mientras trataba de insertar la tetina del biberón en la boca de la cachorrita de tigre. «Debes de estar muy hambrienta. ¿Por qué no pruebas un poquito de esta leche? Yo sé que no es la de tu mamá, pero te acostumbrarás a ella, te lo prometo». La pequeña «gatita» cerró su boca y volteó la cabeza, alejándola del biberón, precisamente cuando la tetina rozaba sus labios.
«Se va a morir si continúa rechazando la leche. Si tan solo la probara, creo que le gustaría», dijo la empleada. El director del zoológico sacudió la cabeza en señal de pesar. «Señor, en mi casa tengo una gata que ha parido varios gatitos. Me pregunto…» dijo la asistente. El plan funcionó. Frisky, la gata de la asistente, adoptó al cachorro de tigre de inmediato. Una vez que este probó la leche de la gata, se sintió muy a gusto.
Esta historia apareció en muchos noticieros, pero habría tenido un final muy diferente si el cachorro de tigre hubiera rechazado la leche de la gata. El director y su asistente podrían haber estimulado, obligado y regañado a la cachorrita hasta quedarse roncos, tratando de convencerla de que bebiera leche de botella. Unicamente cuando la cachorrita probó la leche de la gata por sí misma, fue que pudo salvar la vida.
Tú y yo somos como aquel cachorro de tigre. Nuestros padres pueden decirnos cuán grande es Dios. Nuestros maestros pueden explicamos lo confiable que es Dios. Nuestros hermanos, hermanas, pastores y directores de Conquistadores pueden todos recordarnos lo amante que es Dios. Pero hasta que no lo conozcamos por nosotros mismos, no podrá salvarnos.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima” Por: Kay D. Rizzo
