domingo , 23 marzo 2025
Matinal Para Menores 2014

Siete mil millones

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«A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para que su Hijo fuera el primero entre muchos hermanos» (Romanos 8: 29).

En octubre del año 2011 nació la persona que permitió que la población del planeta llegara oficialmente a la cifra de siete mil millones de habitantes. Se llama Danica May Camacho y vive en la ciudad de Manila, Filipinas. Siete mil millones es un montón de gente, mucho más de lo que yo podría contar. Cada persona de ese número tan grande es diferente a las demás. Algunos se parecen bastante, como los mellizos y los trillizos, pero aun en el caso de los gemelos idénticos probablemente habrá entre ellos tantas diferencias como parecidos. ¿No es sorprendente que a Dios no se le agote el surtido de bra­zos, piernas, ojos, narices y orejas?

Dios nos forma como personas únicas, y luego nos invita a que nos «amol­demos a la imagen» de su Hijo Jesús. En principio, eso parecería algo contra­dictorio. ¿Qué significa «amoldarse» a una imagen? ¿Quiere decir que debe­mos ser pequeñas máquinas fotocopiadoras que reproducen copias exactas de Jesús: su mismo cabello, sus mismos ojos, su misma barbilla…? La función de una fotocopiadora es hacer una imagen de una página, y que la copia sea exac­ta, Si colocas en la copiadora una hoja con faltas de ortografía, la máquina la reproducirá de acuerdo con la imagen recibida.

Quizá la imagen que Dios desea ver en nosotros es la imagen del carác­ter de Jesús: alguien cariñoso, solidario, sincero, confiable, puro…; no tiene tanto que ver con nuestra apariencia externa. Quizá para reproducir esos rasgos de su carácter necesitemos convertirnos en sus máquinas copiado­ras humanas, activadas no por una moneda ni por un botón, sino por el sencillo y puro ejemplo del amor de Dios.

Ante Dios no somos un número más; somos sus hijos, hechos a su ima­gen. Por tanto, disfruta ocupando tu lugar especial en la vida. Disfruta sien­do diferente; disfruta siendo tú. Gózate al encontrarte con Jesús para des­cubrir cómo puedes convertirte en su máquina humana, especial y única para hacer copias de él.

Tomado de:
Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo

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