viernes , 16 mayo 2025
Matinal Para Damas 2014

Se fue la Luz

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” 1 Pedro 5:8

De nuevo, esa noche, estába­mos a oscuras. Tratamos de escuchar las noticias en la radio del viejo auto que teníamos.

Casi no había señal. Cenamos, con mi esposo y los niños, hicimos nues­tras oraciones y nos fuimos a descansar. Intentábamos dormir cuando empeza­ron los disparos de uno y otro lado. La furia de las balas crecía y luego se calma­ba. Empezaban de nuevo los gritos y las corridas de la gente. Disparaban sin cesar. Nosotros orábamos en silencio. Al filo de la medianoche, el estruendo era ensordecedor. No podíamos saber de dónde venían los disparos y los gritos. Se escuchaban los aviones rondando el espacio y contestando el fuego de las metra­lletas. Se oían las explosiones de las bombas. Tampoco sabíamos exactamente dónde.

Esa fue una noche larga, muy larga y de terror. Al amanecer, poco a poco fueron disminuyendo los gritos, el estruendo y el fuego. Se retiraron los aviones, los disparos se oían cada vez más lejos, hasta ser casi inaudibles.

A medida que el día avanzaba se iban conociendo las noticias, todas tristes, porque la guerra es triste; siempre hay muertos y heridos, familias destruidas, pérdidas que lamentar.

No me cansaré de alabar a Dios por su gran amor, su protección, por ser nuestra roca segura en todo momento y lugar. Nunca estuvimos solos. “Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará” (Sal. 91:7) es la promesa.

Así nos permitió predicar su evangelio. Muchas almas conocieron a Jesús, vinieron a sus pies y fueron bautizadas. Fueron años de reavivamiento y reforma en la iglesia. La palabra se predicó en todas esas montañas y llanos, de día y de noche, sin cesar. Nos trasladábamos en carreta, a caballo, a pie, en auto, como podíamos, pero predicábamos. Nunca dejamos de proclamar el evangelio de amor, perdón y esperanza. Vivíamos por fe. Se cumplió su palabra: “Mas el justo vivirá por fe” (Heb. 10:38).

Amiga, en este mundo estamos en medio de la cruel guerra entre el bien y el mal, que nos involucra a todos. Si estás sufriendo esta guerra en tu corazón, con tu familia, en el trabajo, ve a Jesús, en él encontrarás todo lo que necesitas.

Ana Luz Barrientos, Estado Unidos

Tomado de:
Lecturas devocionales para Damas 2014
“De mujer a mujer”
Por: Pilar Calle de Hengen

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