sábado , 22 marzo 2025
Matinal Para Menores 2014

Mi propio arco iris

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«He puesto mi arco iris en las nubes, y servirá como señal de la alianza que hago con la tierra. Cuando yo haga venir nubes sobre la tierra, mi arco iris aparecerá entre ellas. Entonces me acordaré de la alianza que he hecho con ustedes y con todos los animales, y ya no volverá a haber ningún diluvio» (Génesis 9: ¡3-15).

Me encantan los arco iris y los lirios. Los lirios porque florecen a pesar del frío viento y de las lluvias de primavera. Los arco iris porque encierran una gran promesa de Dios. Dios llamó al arco iris «su pacto con el mundo». Me gusta eso. Un arco iris muestra el mejor lado de nuestro Padre celestial. Después de que los rayos han surcado el cielo y los truenos han retumbado por el espacio, un colorido arco nos dice: «Yo estaré a tu lado».

Hasta los niños de primer grado saben que los colores del circo iris son vio­leta, índigo, azul, verde, naranja y rojo. Pero son muy pocos los que han tenido la suerte de ver algunos de los arco iris más raros. Por ejemplo, ¿sabías que al­gunos son solo de color violeta, o totalmente rojos? Los rojos pueden observar­se a la puesta del sol, mientras que los violeta solo se ven al amanecer.

¿Has visto algún arco iris recto o vertical? Los científicos dicen que este poco frecuente tipo de arco iris aparece por lo general sobre amplias exten­siones de agua, como el mar. Mis favoritos son los arco iris parciales que solíamos ver en el desierto de Nuevo México tras una tormenta. Es increí­ble que esos fenómenos sean causados por la luz que se refleja en pequeñas gotas de agua.

Cada arco iris es único, y mío propio. Nadie más en el mundo puede verlo exactamente como yo, porque nadie puede pararse en el mismo lugar donde yo estoy. Las esféricas gotitas de agua hacen que la luz que las impacta refle­je los colores en una forma distinta según la perspectiva de cada observador. Dios colocó su arco en las nubes como una promesa no solo para el mundo en general, sino para mí y para ti en particular. Unicamente un Dios especial pudo preocuparse tanto como para regalarnos el arco iris tras las tormentas, así como las promesas que encierra. Mira al cielo para contemplar la hermo­sa promesa de Dios para ti.

Tomado de:
Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo

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