domingo , 20 abril 2025
Matinal Para Menores 2014

El destello azul

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«¿Qué caminos sigue la luz al repartirse?» (Job 38: 24)

Tras una tormenta, el gato Hester estaba recostado en el sofá obser­vando por la ventana a una cuadrilla de obreros que intentaba restablecer el servicio telefónico. La lluvia había cesado y la luz del sol iluminaba el cielo cuando un relámpago similar a una bola de fuego impactó la ventana. La centella golpeó al gato en un costado, produciendo un destello azul. El gato voló por los aires.

Los obreros corrieron a informar al dueño del gato de lo que habían vis­to. Aquel extraño incidente salió en las noticias internacionales. Los perio­distas se apresuraron a añadir que el gato fue encontrado unos minutos después debajo de una cama. No había sufrido daños, excepto unos pelos chamuscados. Después de todo aquello, Hester se negaba a acercarse al sofá y a la ventana. ¡Qué inteligente! Cuando se preguntó a algunos cientí­ficos respecto al relámpago azul, propusieron muchas teorías sin aportar prueba alguna. Aquel fenómeno es aún un misterio.

Yo nunca he visto una chispa eléctrica, ¿y tú? Sin embargo, existen. Un ama de casa de Inglaterra observó una bola de color violeta que flotaba sobre su estufa eléctrica. Antes de que pudiera decidir qué hacer, la esfera luminosa se desplazó por la habitación hacia su cuerpo. Ella la alejó de sí. Luego una explosión sacudió la cocina, y la bola se desvaneció dejando una pequeña quemadura redonda en su vestido y en su ropa interior.

Un granjero de Estados Unidos observó, durante una tormenta, que en los extremos de las ramas de un árbol se veían unas pequeñas chispas eléc­tricas del tamaño de un garbanzo. Cuando tocó una de ellas, la chispa se pasó a su dedo pulgar y, cuando se alejó, la chispa volvió a la rama del árbol sin que el hombre sintiera ninguna descarga eléctrica. En 1892, en España, inmediatamente después de verse la luz de un rayo, comenzaron a caer grandes gotas de lluvia que al llegar a tierra soltaban una chispa acompaña­da de un chasquido. Curioso ¿verdad?

Dios recordó a Job que no conocemos ni siquiera las cosas más sencillas de la naturaleza. Me alegra no tener que preocuparme por los misterios del universo; mi Dios es lo suficientemente grande como para manejar todo eso, incluyendo el destello azul que golpeó al gato llamado Hester.

 Tomado de:
Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo

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