«Hubo también falsos profetas entre el pueblo de Israel; y así habrá falsos maestros entre ustedes» (2 Pedro 2: 1)
«¡Todo lo que se puede inventar, ya está inventado!» Este es el mensaje que el director de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos envió al presidente William Mckinley en 1889. De hecho, recomendó que cerrara la oficina.
En 1958, Thomas J. Watson, de la empresa IBM, predijo: «Creo que en el mundo hay mercado para quizás cinco computadoras». En 1896, el autor de una revista escribió: «La mayoría de la gente prefiere un motor de vapor fiable y que funciona correctamente a un inestable, inseguro, poco económico, peligroso y maloliente motor de gasolina». Un portavoz de la empresa Dai- mler-Benz Company (la abuela de Mercedes Benz) anunció en 1900: «Probablemente habrá un mercado de no más de mil automóviles en Europa. Después de todo, el número de conductores que podrían manejarlos es limitado». En los siete años siguientes, Henry Ford vendió quince millones del modelo T
En 1903, un predicador vaticinó, refiriéndose al transporte aéreo: «Solo Dios y los ángeles pueden volar». Este profeta era Milton Wright, el padre de Orville y Wilbur, los primeros en volar.
«Nunca logrará nada», dijo un profesor de Munich haciendo referencia a uno de sus estudiantes de secundaria. ¿Sabes quién era aquel estudiante? Albert Einstein.
El padre de Thomas Edison lo llamó «cabeza hueca», y su primer profesor, «alelado». El mismo describió el fonógrafo, uno de sus inventos, como un descubrimiento «sin ningún valor comercial». En 1948, la pionera de la radio Mary Somerville auguró: «La televisión no durará mucho tiempo. Será visto y no visto». El redactor C. P Scott estaba de acuerdo con ella. En una ocasión escribió: «¿La televisión? De la televisión no puede salir nada bueno. Para empezar, la palabra es medio griega y medio latina».
En diciembre de 1989, políticos de la Alemania Federal comentaron que el Muro de Berlín permanecería en pie aun después de que sus hijos y sus nietos fallecieran. Dos semanas después, el muro cayó.
Las predicciones van y vienen. Sin embargo, los sabios hijos de Dios solo prestan atención a aquellas que son conforme a la ley de Dios y al testimonio de la Biblia. Las demás desaparecen como una gota de agua en el océano.
Tomado de:
Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo