lunes , 28 abril 2025
Matinal Para Menores 2014

El gato ha vuelto

[soundcloud id=’153875772′]

«Se puso a pensar: “¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre! Regresaré a casa de mi padre»» (Lucas 15: 17, 18).

Jenny Woods lloraba sobre su almohada. Durante la cena, sus padres habían anunciado que se mudaban de California a una granja en Oklahoma. A Jenny no le importaba mudarse a una granja, pero su padre les había co­municado que Sugar, su gato persa, no podría viajar con ellos. Sugar odiaba viajar. Aun en los trayectos cortos, por ejemplo cuando acudían al veterina­rio para vacunarlo, se volvía salvaje e incontrolable.

Los planes avanzaron y Jenny fue aceptando, muy a su pesar, el hecho de que Sugar no los acompañaría. Cuando llegó el día de la mudanza, Jenny entregó a Sugar a la vecina. La vecina garantizó que cuidaría a Sugar el resto de su vida. Jenny apretó su cara contra la ventanilla del automóvil y sollozó.

—No te preocupes, mi vida—intentó tranquilizarla su padre mientras la vecina y Sugar desaparecían de su vista—. Te compraremos otro gato en Oklahoma.

—Pero ese gato no será Sugar —lamentó Jenny.

A medida que avanzaban los kilómetros, Jenny dejó la tristeza a un lado para empezar a entusiasmarse con la ¡dea de llegar a su nuevo hogar. La granja tenía todo lo que había soñado. Le encantaban su habitación, su es­cuela y sus nuevos amigos. Su felicidad era plena hasta que, un mes después, su madre recibió una carta de la antigua vecina: Sugar se había escapado y no había regresado.

Trece semanas después, la madre de Jenny barría el porche de la casa cuando una bola de color dorado que le resultó familiar saltó a sus brazos. ¡Era Sugar! ¡Había recorrido cerca de 2,400 kilómetros para regresar a casa! Nadie sabía cómo lo había logrado. A pesar de que su cadera estaba muy perjudicada, no había duda de que era Sugar. Sabía dónde estaba su ho­gar, dónde estaba su familia y dónde estaba el amor.

El hijo pródigo sabía dónde estaba su hogar y dónde podía encontrar el amor: en casa junto a su padre. En ocasiones, tú y yo sentimos que estamos muy lejos de nuestro hogar pero, a diferencia del gato, somos nosotros quie­nes nos hemos alejado. Aun así, al igual que el hijo pródigo y Sugar, sabemos cómo encontrar el camino de vuelta a casa junto a Dios y su amor.

Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo

Matinales relacionados

Saltando hacia lo desconocido

[soundcloud id=’183894720′] «Con mi Dios puedo escalar cualquier muro» (2 Samuel 22:...

Oración

[soundcloud id=’183692714′] Hoy vamos a realizar un viaje imaginario. Elige a una...

A un latido de distancia

[soundcloud id=’183539981′] «Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios» (Mateo...

Casas construidas sobre la roca

«El que me oye y hace lo que yo digo, es como...