Éste es el niño que yo le pedí al Señor, y él me lo concedió». 1 Samuel 1:27.
La historia del pueblo de Israel se divide por este hombre. Mensajero de Dios desde niño, sacerdote y juez del reino, guía espiritual durante los dos primeros reinados de la historia de la nación judía. Un ejemplo de siervo de Dios.
Samuel es un milagro desde antes de su nacimiento. Tú también, ¿eres consciente de que Dios te conoce, te eligió y te ama desde el vientre de tu madre? Solo ese hecho deberla darte una perspectiva de vida absolutamente positiva. No tienes derecho a sentirte poco, ni a suponer que tu presencia (o tu ausencia) en este mundo no produce una diferencia: porque por más que te sientas solo, desprotegido y hasta abandonado por todos los seres humanos que deberían acompañarte o que sería «normal» que lo hicieran, tu Dios está contigo desde antes de tu nacimiento.
Samuel tenía muy en claro su papel en esta vida. Lo entiende desde que es un niño apenas separado de su madre, y lo vive hasta el día de su muerte.
¿Habrá sido Ana en sus primeros años de infancia quien dio toda esa seguridad al futuro profeta? No lo sé; me animo a decir que no, porque el relato dice que Ana lo entregó a Dios en el Santuario, para que ayudara a Eli, no para que sea el próximo profeta del pueblo.
La idea de los seres humanos que más te aman puede ser que seas un limpiador de templos, pero la idea de Dios puede ser que seas juez y profeta. La única manera que existe para descubrir nuestra verdadera función en esta Tierra es preguntarle al Dueño qué quiere que hagamos, y cuando él habla, obedecer su voz.
Los últimos comentarios que quiero compartir contigo sobre Samuel están relacionados con el texto que elegí como base para la meditación de hoy: “Éste es el niño que yo le pedí al Señor, y él me lo concedió». Cada vez que un ser humano ora con fe, corre el riesgo de que el Señor le conceda el pedido.
¿Estás orando? ¿Estás orando con fe? ¿Qué estás pidiendo? Recuerda: nuestro Dios escucha siempre y responde. A veces, cuando es lo mejor, te da exactamente lo que pediste.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014 “365 Vidas” Por: Milton Betancor