Entonces Noemi les dijo a sus dos nueras: ¡Miren, vuelva cada una a la casa de su madre! Que el Señor las trate a ustedes con el mismo amor y lealtad que ustedes han mostrado con los que murieron y conmigo. Que el Señor les conceda hallar seguridad en un nuevo hogar, al lado de un nuevo esposo. Rut 1:8, 9.
La primera palabra que me surge cuando pienso en esta mujer es ¡impresionante! Es una suegra que se está despidiendo de sus nueras y les pide que la dejen… Más allá de los comentarios jocosos casi obligatorios que la relación genera, lo tiene que hacer porque las dos jóvenes mujeres moabitas tienen como primera reacción, cuando pierden a sus maridos, irse a vivir con ella. ¡Debió haber sido una mujer impresionante!
Llega como forastera a la tierra de Moab, junto con su esposo y sus hijos. Los vio desarrollar la relación con dos mujeres que no eran de su pueblo. Los acompañó en sus respectivos casamientos, y compartió el dolor quo ellas sintieron al quedar viudas. Cuando Noemi decide volver, Rut y Orfa tienen, como primera reacción, la intención de hacer el camino inverso: transformarse en forasteras, para acompañarla.
La gran diferencia entre este posible viaje que las moabitas quieren emprender en comparación con el de Noemi, es que esta última llegó a la tierra extraña con su marido y sus hijos; las dos jóvenes viudas llegarían solas. De cualquier manera, para estar cerca de Noemi, ellas están dispuestas a hacerlo. ¿Crees que alguien estaría dispuesto a dejar todo para acompañarte, por lo que tú demostraste ser mientras convivieron contigo?
Noemi no tenía dinero, ni posesiones ni posibilidades de futuro. El horizonte se mostraba bastante pobre, tanto para ella como para las dos nueras. A pesar de eso, por ella, ellas querían ir a vivir en un pueblo extraño.
El cambio que significaba irse a vivir con Noemi incluía la cuestión espiritual. La religión de Noemi tuvo que haber sido una religión práctica, real, concreta. La religión de Noemi debió de haberle dibujado una sonrisa constante en su rostro y un gesto de paz en su corazón, incluso en los peores momentos quo le tocó vivir.
¿Y tu religión? ¿Cómo es? ¿Qué produce? ¿Cómo se nota? El mundo no necesita de una religión de «solamente» palabras, sino una religión que te lleve a la acción a favor del que te rodea.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014 “365 Vidas” Por: Milton Betancor