Tuvo treinta hijos, cada uno de los cuales montaba su propio asno y
gobernaba su propia ciudad en Calaad. Jueces 10:4.
Otro de los jueces menores, esas personas a las que el relato bíblico apenas dedica un versículo, fue Jair. Dios no necesita dedicarte largos testamentos para hacerte notar que eres importante para él. Un rayo de sol por tu ventana, un vaso de agua en un día caluroso, ya son suficientes para que él te haga notar tu importancia. A veces Dios nos habla por medio de detalles, y nosotros no lo oímos.
Los pocos textos que la Biblia dedica a Jair nos resume su vida: treinta hijos, asnos para todos, ciudades para todos, 22 años de gobierno y sepultura en Camón. Cuando la miramos en perspectiva, la vida de muchos es apenas eso. Nació, creció, se multiplicó, murió. Dios ofrece mucho más.
Los treinta hijos nos hablan de una casi segura poligamia de parte del juez de Israel. Que todos ellos hayan tenido asnos, nos confirma una clase social elevada y un alto estándar de vida. Si Jair pudo mantener a todas estas mujeres y darles a sus hijos un tan buen pasar, no es raro que sus compatriotas lo hayan elegido juez de Israel. Dinero, poder, fortuna: un buen trípode para sostener cualquier posición social.
El resumen de su vida es: nació, creció, se multiplicó y murió. ¡Qué poco! Sin importar el dinero ni el nivel de vida que tuvo. Apenas hizo, desde la perspectiva bíblica, lo que cualquier ser vivo consigue hacer. En 22 años de gobierno, ¿no tuvo ninguna historia para contar? En todo ese tiempo, ¿no hizo nada digno de destaque?
No es tu cuenta bancaria, ni tu posición social ni los autos estacionados en tu garaje lo que te va a colocar en un lugar privilegiado delante de Dios. Quizá con esos argumentos consigas ser el “juez» de tus vecinos o colocarle tu nombre a una ciudad, a una calle o a un edificio… pero no mucho más que eso. ¿Ese es el blanco que deseas alcanzar? ¿Es ese tu objetivo de vida?
Seguramente, mientras vivió, Jair era el centro de las atenciones de sus hermanos, amigos y conocidos. Seguramente era honrado, respetado y obedecido. Seguramente. Pero, él pasa por el relato bíblico con una vida resumida en nacer, crecer, multiplicarse y morir. ¡Tú puedes ser mucho más!
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014 “365 Vidas” Por: Milton Betancor