«El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado» (Marcos 2: 27).
¿Cómo te sentirías si yo no parara de decirte reglas cuando brincas la cuerda? [Pídale al niño que comience a saltar mientras usted le dice constantemente que levante los pies más alto, que mueva la cuerda más fuerte, etc.] Dejaría de ser divertido.
Jesús guardó el sábado. Pero había personas que pensaban que no lo guardaba correctamente. Los dirigentes judíos tenían muchas reglas sobre lo que las personas podían hacer en sábado.
Algunas reglas prohibían cargar cosas, encender las lámparas y hasta caminar un poco. Eran demasiadas.
Un sábado, Jesús y sus discípulos caminaban por unos campos sembrados, y los discípulos recogieron algunos granos para comer. Algunos dirigentes judíos les dijeron que estaban incumpliendo la ley del sábado.
Jesús les dijo a los dirigentes que el sábado había sido hecho para la gente. La gente no fue hecha para ser gobernada por el sábado. Tantas reglas estaban arruinando las bendiciones del sábado. La gente estaba tan preocupada por cumplir las reglas del sábado, que el sábado ya no era un motivo de felicidad. Jesús quiere que el sábado sea una bendición.
¡Trata de brincar la cuerda otra vez y te prometo no decir ni una palabra!
Querido Jesús, ayúdame a recordar para qué es el día sábado. Amén.
Materiales:Una cuerda para saltar (puede modificar la actividad y usar cualquier otro juguete). Actividad:Jugar y aprender el verdadero sentido del sábado.
Tomado de: Lecturas devocionales para los más pequeños 2014 «¿Qué dice Jesús?» Rosanne C. Tetz