«Si retrajeres del día de resposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Jehová» Isaías 58:13, 14
Era septieimbre de 1992. Mi trabajo era agotador, tanto que me había dejado en un estado de angustia y depresión. Tenía una boutique con un taller al fondo, donde trabajaba de lunes a lunes sin descanso. Tal era mi estado que tomaba ansiolíticos por la mañana, al medio día y en la noche para calnar mi estrés. Me sentía como David cuando expresó: «Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, o Jehová, porque mis huesos se estremesen» (Sal 6:2)
En ese entonces mis dos hijas eran pequeñas, de diez y cinco años. Cierto día, me invitaron a unas conferencias acerca de Comportamiento Familiar, que se realizaban en un cine cercano a mi casa. Comencé a asistir y fueron muy alentadoras, pero lo más extraordinario fue cuando me invitaron asistir un sábado a la iglesia. Hice un alto en el trabajo para concurrir. El predicador habló del día de reposo. Sentí algo especial y maravilloso dentro de mi al escuchar por primera vez que el sábado era el día de Dios, creado especialemente para sus hijos. Cuando salí de allí, mi corazón repetía: «Hoy es sábado, dia del Señor, no trabajaré más y se lo dedicaré a él». Tuve que enfrentar la contrariedad de quienes trabajaban en mi tienda, pero desde ese día mi vida comenzó una nueva etapa.
Al poco tiempo, la mejoría en mi salud se comenzó a notar. Dejé los ansiolíticos y hasta hoy agradezco a Dios por la forma en que hizo conocer su santo día de reposo. Atesorar sus enseñanzas fue una bendición para mí y para mi familia. Ese fue el día que Dios me regaló y hoy solo deseo guardarlo y servirlo de todo corazón.
Querida amiga, quizá te sientas estresada, cansada, agotada por los quehaceres de la vida cotidiana, Si es así, piensa que Dios tiene un día especial para ti. Lo separó para él, pero lo hizo por ti, para que descanse tu alma en él, para que repose tu mente y puedas disfrutarlo en paz y en familia. Haz de él tu delicia y gózate en Jehová.
Blanca Diez de Rodríguez, Uruguay
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2014 “De mujer a mujer” Por: Pilar Calle de Hengen