“El dinero cubre las necesidades pero no compra la felicidad”, dicen muchos que cuentan con grandes cantidades de dinero en sus cuentas bancarias. Lo tienen aparentemente todo, pero todo resulta ser nada, corazones vacíos, vidas sin sentido girando alrededor de lo mismo cada mañana, la monotonía toma su lugar y empieza a ser evidente que algo falta.
Algunos no necesariamente tienen muchísimo dinero, pero aún así sus vidas se encuentran llenas de vacíos. En un mundo como este, donde todos nos encontramos en búsqueda de la verdadera felicidad, se han inventado formulas y mecanismos para poder sentirse cómodos consigo mismos, ideas que si bien no son tan descabelladas no son lo que en realidad el mundo necesita para ser feliz.
Tu vida probablemente sea la vida de una persona que lleva años yendo a la iglesia, escuchando a otros hablar de la gran experiencia que ha sido en ellos Cristo, y tú aunque si has visto innumerables veces como Dios a obrado en tu vida, sientes que algo falta. Sientes que no eres del todo feliz, que aunque tu cabeza está llena de información, tu corazón se siente lejos de haber alcanzado la plenitud de una verdadera relación con Dios, una relación de esas que sin esfuerzo muestran evidencias a otros de lo que amar de verdad.
Mi querido amigo, quizá el problema que no te impide encontrar la verdadera felicidad, aún cuando llevas años yendo a la iglesia y aunque aparentemente lo tienes todo, es que te has encontrado todos estos años viendo las maravillosas Obras que Dios hace constantemente en tu vida. Viendo cómo te salvo aquella vez de haber perdido la vida, como sano a ese familiar enfermo, viendo como utilizó una situación difícil para darte una gran bendición. Viendo esas cosas que Dios por amor hace por ti, pero que sin darnos cuenta cada uno de esos pequeños detalles nos han apartado de ver en realidad al Dios que hace todas esas obras. Nos han apartado de Amarle no por lo que pueda darnos, no porque si le amo el me bendecirá, sino de amarlo por quien El es, de amarlo por su maravillosa persona, y no por lo que trae consigo.
Tu felicidad por mucho que intentes buscarla en libros, debajo de la cama, arriba en el techo de la casa, quizá en el baúl del carro, no la encontrarás si has olvidado o si nunca te has enterado, que detrás de todas las maravillosas cosas que pasan a diario en tu vida se encuentra un Dios de amor. Pero no un Dios de amor como el que aparece pegado en las calcomanías de los carros con un mensaje que dice “Dios es amor”. Un Dios de amor que tu no has experimentado, un Dios de amor que desea regalarnos con Él la tan anhelada felicidad. Junto a Él las complicaciones toman un mejor sentido, los problemas dejan de ser problemas, los días empiezan a ser mas azules pero todo esto solo junto a Él. Sólo encontrándole primero a Él, a Cristo, a Tu salvador.
Hoy mi querido amigo es un día para apartar a un lado lo que Dios puede o no darte, con fe mirar un poco más allá de lo que tus ojos pueden ver, y encontrarte cara a cara con tu amigo, tu confidente, tu padre, tu hermano, tu protector, tu Dios, a quien solo le interesa tu corazón.