«Después bajó Moisés del monte Sinaí llevando las dos tablas de la ley; pero al bajar del monte no se dio cuenta de que su cara resplandecía por haber hablado con el Señor» (Éxodo 34: 29).
Kelli, mi hija menor, se presentó delante de mí con su hermoso vestido de satén blanco. Yo había estado trabajando aquella tela durante meses, esperando el momento. El finísimo velo sobre su rostro no podía ocultar el brillo de sus ojos y el fulgor de sus mejillas. Era como si su rostro resplandeciera. Allí estaba Kelli delante de mí, no como mi bebé, sino como una hermosa novia enamorada.
En una década o menos, tal vez tú también te enamorarás de un apuesto joven o de una hermosa señorita. Cuando se aproxime la fecha de tu boda, tus padres se pondrán todos sentimentales y cursis, como nos ocurrió a mi esposo y a mí con Kelli. Y si tú y tu amorcito han llevado su relación como Jesús lo desea, tus padres notarán también en ti ese brillo que produce amar a alguien. Aunque no lo admita, todo niño y niña sueña con enamorarse y casarse con la persona ideal. Eso está bien, y es lo que Dios desea. Desafortunadamente, si inviertes tu tiempo en fantasear sobre cómo lucirá la persona de tus sueños y la manera en que te hará feliz, descuidarás lo más importante: convertirte en el compañero o compañera perfecta, que sepa cómo hacer feliz a su pareja.
Esa es la parte difícil. Es mucho más fácil esperar todo de la otra persona, y justificar nuestros propios caprichos. La mejor manera que conozco de convertirse en un esposo o esposa adorable es enamorándose primero de Jesús. Él es el mejor ejemplo de la persona ideal.
Cuando conocemos a Jesús, nos parecemos cada vez más a él. Nos hacemos mejores personas, y más comprensivos. Buscamos maneras de que la gente que nos rodea sea más feliz. Nuestras palabras dejarán de ser hirientes. Amaremos a nuestra familia y a nuestros amigos sin esperar nada a cambio. Aunque no lo creas, esta es la mejor manera de hacer realidad tus sueños de tener un matrimonio feliz. Convirtiéndote en la persona amorosa que tú esperas para ti, conseguirás que la persona perfecta se enamore de ti.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014
“En la cima”
Por: Kay D. Rizzo