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A los niños les encanta explorar y conocer todo lo que puedan de este nuevo mundo para ellos, encuentran diversión en las cosas más sencillas y se entretienen fácilmente con los juegos más simples. En los centros comerciales o supermercados es interesante ver a los niños junto a sus padres y aunque ellos no son quienes están comprando, encuentran gran atractivo en el plan de ir de compras. No se cuántas veces te habrá sucedido que estando en el supermercado se escucha repetidas veces en el altoparlante “se solicita al niño Pedrito Pérez en información”, y miras alrededor y hay personas de seguridad buscándole por todos lados, no es difícil identificar al padre y a la madre, sus caras de angustia les hacen evidentes, la mamá llora desconsolada imaginando lo peor y el padre emprende la búsqueda con el personal de seguridad, su hijo, ese que es parte de ellos, ese que es igual que su padre, quien con su sonrisa ilumina cada mañana, ese al que le han seguido cada paso desde que nació ahora está perdido. Sólo quienes tienen hijos pueden entender la angustia de vivir esta experiencia, los segundos se convierten en minutos, los minutos ahora son son horas, las horas son días, y lo único que podrá detener la angustia será encontrar a su pequeño.
Puede que tu seas hoy como ese niño perdido en el supermercado. Un día caminabas de la mano de tu Padre celestial y de repente la curiosidad por conocer las cosas que esta vida te presenta te llevó a caminar lejos, tan entretenido que ni siquiera llegaste a darte cuenta que tan lejos estabas, tanto que ahora no sabes como regresar. De repente caes en cuenta que te encuentras solo y sin respuestas y empiezas a pensar en que tu Padre debe estar muy molesto contigo, te encuentras pensando “Para qué regreso si el ya no querrá saber nada de mí, mira todo lo que he hecho, me he perdido, muy probablemente ya sabe todo lo que he hecho y debe estar iracundo”.
Pero irónicamente lo que tú no sabes es la verdadera condición de tu Padre, Dios es un Padre desesperado por volver a encontrar a su hijo, es un Padre que se encuentra utilizando todos los medios posibles para atraerte nuevamente a él. Es un Padre que en su angustia por verte perdido decidió darlo todo para salvarte, es un padre al que no importa lo que hayas hecho, cuantas veces hayas fallado, cuanto tiempo hayas perdido él se encuentra llamándote por el altoparlante, se encuentra clamando tu nombre, esperando que puedas oírle y regresar, regresar a él quien te creó, quien te dio la vida y te espera desesperadamente para darte la salvación.
Hoy es un día para dejar de ignorar la voz en el altoparlante, es un día para dejar de imaginar a un padre iracundo y empezar a ver el rostro desesperado de Jesús porque vuelvas a casa. “Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento”. Lucas 15:7
Escrito por: Jazmin Barros
Narrado por: Jazmin Barros
