Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, fueron a reunirse con Aarón y le dijeron: «Tienes que hacernos dioses que marchen al frente de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!» Éxodo 32:1.
Aarón es llamado por Dios, junto con su hermano Moisés, para que sea su boca, su voz, su profeta. Más adelante en la historia, Aarón es separado del pueblo para que sea el primer sumo sacerdote. Su autoridad es confirmada de una manera milagrosa delante de todo el pueblo. Pero .cuando cae, cae bajo.
Cuando un líder cae, el golpe se escucha más fuerte y duele más que cuando quien cae es uno de los liderados. ¿Cuál es el secreto para no caerse? Estar arrodillado y abrazado a Cristo.
Creo que podemos extraer algunas interesantes lecciones de este mismo relato bíblico.
Primera lección. La presión del pueblo es grande. La presión que ejercemos sobre nuestros líderes es grande. A veces me pregunto para qué presionamos tanto. Si la misma fuerza que usamos para presionarlos la usáramos para orar por ellos, la realidad de nuestra iglesia -creo sinceramente- sería diferente; y diferente para mejor.
Como Moisés no baja del monte, el pueblo no sabe qué es lo que realmente sucede, y saca algunas conclusiones: Moisés puede haber muerto; vamos a olvidarnos de él. Vamos a olvidarnos de un líder que no vemos. ¡Qué vista y qué memoria tan cortas tiene el pueblo! También piensan: el Dios que estaba en el monte y que tantos sentimientos había producido un par de semanas antes, aquel que había abierto el Mar Rojo y los estaba guiando -hasta ese momento- con la nube y la columna de fuego, ahora era un elemento extraño, que no causaba ningún tipo de emoción. Necesitaban algo más “tangible”. ¿Más tangible que la sombra que los protegía y la luz que los iluminaba?
Segunda conclusión: Moisés fue “el hombre que nos sacó de Egipto». Ni Dios, ni milagro ni nada. Moisés, apenas un hombre: él nos sacó. El pueblo tiene poder para presionar y hacer caer a un líder. Recuerda: tú formas parte del pueblo, usa tu fuerza y tu energía de un modo positivo. No es momento para pedir becerros.
Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor