«Mira siempre adelante, mira siempre de frente. Fíjate bien en dónde pones los pies, y siempre pisarás terreno firme» (Proverbios 4: 25, 26).
¿Así que quieres ser un atleta olímpico? ¿Quieres ganar medallas de oro? ¿Quieres ser el mejor corredor, el mejor nadador, el mejor pianista, o el mejor estudiante?
Jon Henricks, ganador de la medalla de oro en natación en las Olimpíadas de 1956 de Melbourne, Australia, dio este consejo tras su 56a victoria consecutiva en un período de tres años: « ¿Ves esa piscina? Bien, si quieres ser el mejor, lánzate a ella y comienza a nadar. Hazlo durante tres, cuatro, cinco años, y cada vez que dejes de nadar, que tu entrenador te regañe. Y aunque te dé una infección de oído por culpa del agua, no dejes de nadar. Aféitate la cabeza y luce como un zombi solo para reducir la resistencia al agua. Aféitate las piernas por la misma razón. Y cuando te inviten a alguna fiesta, di que no puedes ir porque tienes una cita con la piscina. Nada, nada y nada sin parar. Después levanta un poco de pesas, o acuéstate a dormir mientras tus amigos están divirtiéndose».
Sin duda requiere mucho sacrificio ser el mejor. Michael Phelps, otro nadador olímpico, comenzó a nadar a los siete años. Ahora que es un campeón, se ha dado cuenta de que los años de entrenamiento y dedicación valieron la pena. Participó en los Juegos Olímpicos de 2004 y de 2008, y ganó un total de catorce medallas de oro y dos de bronce. Por si eso no fuera suficiente, hasta el 19 de diciembre de 2009 era el poseedor de treinta y nueve récords mundiales, mucho más que cualquier otro nadador.
¿Te has trazado grandes metas? Tal vez quieres dominar el violín o ser el mejor en tenis. Es posible que quieras ser cirujano, o arquitecto. Tal vez quieres descubrir la cura del cáncer o ir a África como misionero.
Antes de comenzar, considera el costo. ¿Qué estás dispuesto o dispuesta a abandonar? Pídele a Dios que te guíe en tus decisiones. Si la meta que te has trazado vale la pena, absorberá tanto tu tiempo como tus energías.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2014 “En la cima” Por: Kay D. Rizzo