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“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Proverbios 1:7
Fue próspera la juventud de Salomón porque estuvo en relación con el Cielo, dependió de Dios e hizo de él su fortaleza. «En los primeros tiempos de la vida de Salomón se ven también los resultados del método educativo de Dios. Este rey tomó en su juventud la misma decisión que David. Antes que cualquier bien terrenal, pidió a Dios un corazón sabio y entendido. Y el Señor no solo le dio lo que le pedía, sino lo que no había pedido: riquezas y honores. El poder de su inteligencia, la amplitud de su conocimiento y la gloria de su reinado se hicieron famosos en todo el mundo» (Elena G. de White, La educación, cap. 6, p. 45).
Para entender la sabiduría del cielo y conocer la voluntad de Dios necesitamos tener sed de su amor. En la misión de educar a nuestros hijos, necesitamos mucho de Dios para no sentirnos solas. Amamos a nuestra familia más que a nada en este mundo, somos capaces hasta de dar nuestra vida por ella. Deseamos su salud, seguridad, felicidad y prosperidad como el mismo Señor las desea para nosotras. Este es un desafío grande y diario al que no podemos enfrentarnos sin su ayuda, porque la batalla estaría perdida. Nuestro mejor aliado tiene que ser el Señor, que está deseoso de transformarnos porque nos hemos convertido en referentes y modelos de vida para nuestros hijos. La sabiduría del Cielo y el respeto a la voluntad de Dios nos ayudarán a despojarnos de falsos ideales a fin de ayudar a nuestros hijos a fortalecer sus talentos y herramientas para conducirse en la vida.
Tenemos que despojarnos del sentimiento de crítica constante para ayudarlos a que vean en Jesús su máximo ejemplo. Nuestro trabajo es estar atentas, despiertas y ser conscientes de lo que ocurre a su alrededor para saberlos conducir y guiar. No nos desalentemos. El Señor nos asegura: «He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras» (Prov. 1:23).
Muchas veces tardamos en admitir nuestra negligencia, pero nunca es tarde para comenzar. Estamos a tiempo, hoy es el segundo día del año y un momento oportuno para crecer, porque queremos transformarnos en madres que lleven a sus hijos a los pies de Jesús.
María del Pilar Calle de Hengen, Uruguay
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2014
“De mujer a mujer”
Por: Pilar Calle de Hengen