Hoy día el cristianismo está de moda. Todos creen. Casi todo el mundo es cristiano porque hace cosas buenas o aunque haga cosas malas… Pero, ¿qué pasa con las prácticas cristianas?
Tal vez, tú oras, lees la Biblia o compartes a Jesús con tus amigos pero, sufres y tu vida cristiana no tiene sentido… Entonces, saca lo que tienes dentro y coloca a Jesús en tu corazón.
Descubrirás que el cambio que la oración, la Biblia y la testificación diaria hacen es un cambio en la manera de pensar y de actuar, para que podamos encontrar la mejor manera de vivir en este mundo. ¡Esperando el regreso de Jesús! Y así, experimentar la transformación total de una vida vestida de blanco, sin mancha, sin dolor ni sufrimiento ni lagrimas…
Pero, a veces el orgullo y el egocentrismo tienen un papel dominante en nuestra experiencia con Cristo. Viviendo de esta manera algunas veces tendrás éxito pero ¿Por cuánto tiempo? no por mucho y, si dura mucho no serás feliz completamente; porque tus luchas siempre aparecerán al actuar según tus propias fuerzas en lugar de las de Dios. Al recordar mi propia experiencia espero poder ayudar a otros al reconocer sus luchas, debilidades y motivarlos a ir a Jesús buscando dirección para encontrar la mejor manera de vivir.
Permíteme hacer otra pregunta: ¿Somos siempre honestos con Dios y con las personas a nuestro alrededor? Sabes, tenemos una tarea impresionante que llevar a cabo. Pero, al utilizar nuestras propias fuerzas humanas, inteligencia y experiencias, ¡a veces podemos fallar! Errando el blanco del verdadero objetivo de nuestro cristianismo. Por eso necesitamos la experiencia de Cristo.
Podemos tener éxito a los propios ojos humanos, pero ante los ojos de Dios y su Palabra, sino somos honestos y sinceros, ¡podríamos estar perdidos completamente y no saberlo! Siendo un fracaso total. Muchas veces, los cristianos miden el éxito de la vida cristiana con logros, cargos o responsabilidades dentro de la iglesia. Pero, sabes, “Dios es el único que sabe lo que realmente estamos logrando y por qué”. Sería importante revisar nuestras motivaciones. Porque sería triste llegar al final de nuestros días y descubrir que Dios ha rechazado muchos de nuestros esfuerzos humanos; porque vivimos tratando de resolver las cosas a nuestra manera. Esto puede ser chocante para algunos, pero a Dios le preocupa más el motivo por el cual hicimos algo, que lo que hayamos hecho o dejado de hacer. El mayor desafío de un cristiano es la distancia que hay entre la mente y el corazón, porque con la mente se recibe y con el corazón se actúa.
¿Qué nos mueve? En esta vida pueden haberse visto bien tus logros y éxitos… pero, ¿Cómo será tu realidad cuando Cristo vuelva? ¿Es el reconocimiento, los homenajes, la fama, el dinero, el deber, la obligación, el prestigio, el egocentrismo lo que te mueve? No significa que todos estos motivos están mal, algunos de estos motivos son justificables para el cristianismo. Pero, solo cuando se va a Jesús con un corazón sincero, el ser humano puede ser capaz de reconocer y ser honesto consigo mismo y con los demás.
Todo lo que hagas solo tiene valor y sentido para Dios cuando tú las haces por el motivo correcto: el del amor. Si tú amas a Jesús ninguna práctica o actividad diaria podrá ocupar el tiempo de tu relación personal con él. Entonces, piensa un poco, ¿Qué está ocupando tu tiempo…?
El desafío de hoy:
1. Hoy, realiza cada actividad de este día reconociendo como eres. Hoy aprendiste acerca de la honestidad… No aparentes lo que no tienes o eres. No te preocupes por lo que la sociedad diga, simplemente convive hoy con Jesús siendo sincero contigo mismo en tu corazón y con las demás personas a tu alrededor. Pero, cuando digas o hagas algo, hazlo con amor.
Escribe: ¿Cómo te sentiste después de esto?
2. Anota los momentos en los que fuiste sincero y honesto contigo mismo y con los demás, así como tus momentos en los que no lo fuiste y, al final del día antes de dormir aparta un tiempo para reconocer la necesidad de Jesús en tu vida para vencer tus luchas y conflictos. Recuérdate, el reino de Dios es para los que aprendieron a entregarse a Dios y a su prójimo sin reservas ni medida; ¡practícalo todos los días con el fin de estar preparado para el encuentro maravilloso con Jesús!
¿Cuáles fueron tus experiencias?
3. Realiza una actividad sin esperar nada a cambio, donde demuestres amor sincero por otra persona que no sea tu familia. Comenta lo que hiciste…
“Recuérdate, esto es necesario practicarlo todos los días hasta que Jesús vuelva”
Te animamos a que lleves un registro diario, para que así puedas al final del mes, ver lo que has aprendido.
Escrito por: Selvin Rivera
Vivir en Cristo