Como cristianos, poseemos la realidad de Cristo. Y un conocimiento y una comprensión de él que el mundo no conoce. Sin Cristo no hay esperanza ni sentido para vivir. Es decir, la vida sin Jesús no es nada. Sin embargo, ir a la iglesia, estudiar la Biblia, orar y testificar es lo natural en la vida cristiana. Pero, el egoísmo, la hipocresía y la envidia proliferan en todo nivel de nuestra experiencia humana. ¿Por qué ocurre esto? Sabes, tú y yo, más que nadie deberíamos saberlo. Hoy trataremos la hipocresía.
La palabra “hipocresía” proviene del idioma griego y literalmente significa un término teatral…. Y tú sabes, un actor a menudo representa varios personajes disfrazándose con máscaras y maquillajes para cubrir su realidad… En otras palabras, no vive una realidad, sino vive más preocupado en su manera de actuar exteriormente. La idea de una persona con varios personajes o máscaras evolucionó para describir a alguien que decía una cosa y hacía otra. Sabes, un hipócrita vive una mentira; intenta que el exterior luzca mejor que el interior. Se preocupa por lo externo. Se viste bien, sonríe a todo mundo, pero cuando está sólo sufre y se siente vacío e infeliz por dentro. Sin embargo, cuando se descubre la mentira de un hipócrita, él sufre, se hiere, se frustra, decepciona y causa dolor a mucha gente. La hipocresía causa la pérdida del sentido que Dios tiene para la vida. Porque está preocupada más en como se ve y no en cómo puede ser con Dios. Te sientes solo en un mundo lleno de gente. Y no hay cosa peor que sentirse solo con gente alrededor. La hipocresía te lleva a perder la propia credibilidad y de la integridad de otros.
En los tiempos de Jesús “la hipocresía de los fariseos era resultado de su egoísmo. La glorificación propia era el objeto de su vida… Los mismos discípulos, aunque exteriormente lo habían abandonado todo por amor a Jesús, no habían cesado en su corazón de desear grandes cosas para sí… el espíritu egoísta, si se lo alberga, produce la contaminación y la ruina del alma… Únicamente el poder de Dios puede desterrar el egoísmo y la hipocresía”. (DTG 376, 377).
Casi en cada oportunidad que Jesús tuvo para reprender la hipocresía y el egoísmo, sus palabras eran dirigidas a los escribas y fariseos. Parecían discípulos honestos y sinceros. Pero, por dentro, estaban huecos y vacíos. Llenos de corrupción y maldad. Vivían más preocupados en cumplir e ir a la iglesia que en amar a Jesús y tener una relación diaria con él. ¿Entiendes? La hipocresía tiene más que ver con engañarse a uno mismo que con engañar a otros. El cristiano no puede vivir engañado, por eso, su solución es confesión y arrepentimiento. Tan simple, y a la vez, tan difícil.
Mientras vivimos en este mundo ningún ser humano puede practicar sistemáticamente la vida cristiana. Pero necesitamos de ella para vivir en este mundo y en las mansiones celestiales. Sin embargo, la vida cristiana no es fácil. La buena noticia es que como cristianos no somos llamados simplemente a compartir a Jesús a otros, sino a vivir una permanente realidad con él todos los días. Deja las altas expectativas humanas. Porque en Cristo todo es plenitud, realidad, belleza sin fin.
El desafío de hoy:
Te recomendamos que busques un cuaderno, bloc de notas u hojas y un lápiz para que lo utilices durante este mes en los desafíos de este plan. De manera que al final puedas tener un registro del progreso obtenido.
1. Primero, aparta el yo de tu vida. Darle un golpe mortal al yo es el primer paso para vivir en Cristo. ¿Cómo? Procura ser sincero con las demás personas como con Dios, confiesa y arrepiéntete del mal que has hecho a otros. Escribe como te sentiste después de esto…
2. Alimenta tu naturaleza espiritual cada día con Cristo; reflexionando y meditando en lo que él hizo en la cruz por ti. Coloca a Dios en primer lugar en todo lo que hagas. Comenta el texto bíblico que te llevo a esta experiencia…
3. Disfruta de los logros que otros han alcanzado. Ora con una persona a quien tú conozcas que ha sido beneficiada…
“Recuérdate, esto es necesario practicarlo todos los días hasta que Jesús vuelva”
Escrito por: Selvin Rivera
Vivir en Cristo