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El mensaje del primer ángel nos dice que debemos “temer a Dios”. ¿Qué significa esto? Ver Sal. 34:7-22.
El temor se puede entender de dos maneras. Primera, hay un temor que se muestra en reverencia y respeto. Esta es la clase que el primer ángel quiere traer a nuestra atención. Los que temen a Dios son verdaderos creyentes en él (Apoc. 11:18). Temer a Dios significa honrarlo (Apoc. 14:7), alabarlo (Apoc. 19:5), serle obedientes (Apoc. 14:12) y glorificar su nombre (Apoc. 15:4). El temor de Dios, en el mensaje del primer ángel, también reconoce a Dios como Juez y como Creador, y nos llama a adorarlo como tal.
Segundo, hay un temor en el sentido de tener miedo, porque más temprano o más tarde Dios juzgará a este mundo. Para los infieles, el mensaje del Juicio es un mensaje de terror. Por esto, a menudo llamamos a los mensajes de los tres ángeles la última advertencia de Dios al mundo. En la misma idea de una advertencia hay algo que se debe temer; si leemos acerca de lo que afrontan los perdidos, realmente tienen algo que temer.
Sin embargo, mientras la misericordia esté disponible, Dios siempre desea animar a los perdidos al arrepentimiento, y el temor de Dios podría ser un incentivo para que comiencen a buscarlo (ver Apoc. 11:13). Aunque en última instancia una relación salvífica con Dios está basada en el amor, algunas veces la gente necesita una buena dosis de miedo para abrir sus ojos. Y, si es necesaria una advertencia para lograr su atención, ¿por qué no darla?
Sabemos que “Dios es amor”, y que nada revela este amor más que la Cruz. Sabemos, también, que Dios ama a este mundo, y debe dolerle tremendamente ver lo que el pecado ha hecho con él. Un Dios de amor y de justicia no quedará sentado por siempre para permitir que el mal pase sin castigo. “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb. 10:31). ¿Cómo podemos llegar a un equilibrio correcto en la comprensión del amor de Dios hacia nosotros, y comprender su ira contra el mal que nos ha hecho tanto daño?
Lección de Escuela Sabática Adventista
4to trimestre 2013 “El Santuario”
Lección #11: Nuestro mensaje profético