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Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: 2 Corintios 5:17
¿Has oído hablar de Michael Faraday, un famoso físico y químico del siglo XIX, a quien a menudo se lo considera uno de los genios experimentales más grandes del mundo en las ciencias físicas?
De acuerdo con un relato, al ayudante de laboratorio de Faraday se le cayó una taza de plata dentro de una jarra de ácido, e inmediatamente la taza comenzó a desintegrarse. El ayudante se quedó mirando, horrorizado, cómo la taza se disolvía delante de sus ojos. Entonces corrió hasta donde estaba el gran científico. Pronto, la historia de lo que había ocurrido salió a la luz, entre numerosas disculpas.
Faraday, tranquilamente, caminó hasta la jarra y la estudió durante un momento. Luego, con una mirada pensativa en el rostro, tomó una sustancia química y vertió un poco de ella en la jarra de ácido. Pronto, las partículas de plata comenzaron a aparecer y a precipitar (bajar) hacia el fondo de la jarra.
Cuando toda la plata quedó en el fondo, Faraday sacó la bola de plata y la envió a un orfebre. En unos pocos días, Faraday tenía una taza de plata completamente nueva… para alivio de su ayudante. El gran científico había solucionado la situación desagradable, y lo que se había convertido en una parte sin valor de la jarra de ácido se había transformado, asombrosamente, en una taza de plata nueva y resplandeciente.
Dios quiere hacer lo mismo contigo y conmigo. El desea tomarnos tal y como somos, con todos nuestros defectos y flaquezas, y cambiarnos para mejor. La Biblia dice: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!»
Tomado de: Meditaciones Matinales para Menores 2013
“En algún lugar del mundo”