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Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35).
Este es uno de los dichos de Jesús que nos cuesta más trabajo comprender. No hay duda de que nuestro Señor desea que demos para ayudar a los demás, pero las razones por las que debemos dar son desconcertantes. Jesús no dice que demos para ser salvos. Tampoco dice que lo hagamos porque eso es lo correcto. Jesús simplemente argumenta que tenemos que dar porque el que da es más feliz. Pero, ¿es verdad que el que da es más feliz que el que recibe?
Cuando vivía en la Ciudad de México me sucedió algo que me hizo pensar en esta aseveración de Jesús. Cieno sábado volvía de Toluca, una población ubicada a unos cincuenta minutos de trayecto de la capital del país, adonde había ido a predicar. Como el sol se había ocultado, decidí visitar un almacén muy grande que habían inaugurado recientemente justo al lado de la carretera. El estacionamiento se encontraba casi vacío. Antes de entrar al almacén, una familia joven atrajo mi atención. El padre, la madre y una jovencita de unos quince años acompañaban a un menor de unos trece años, que jugaba con una motocicleta a control remoto en el enorme estacionamiento. De niño a mí siempre me gustaron mucho los juguetes a control remoto, pero nunca había visto uno tan potente como esa motocicleta. El niño la conducía con mucha destreza y a gran velocidad. Durante un buen tiempo disfruté del espectáculo. Después se me vino una idea a la cabeza. Acercarme al niño y preguntarle:
—¿Qué tal, amigo? ¿Te sientes feliz?
—Por supuesto —respondería—. ¿No te parece maravillosa mi motocicleta?
—Claro. Es preciosa. Pero, ¿te gustaría ser más feliz?
—Bueno, yo creo que sí.
—Mira, Jesús dice que es más feliz el que da que el que recibe. ¿Qué te parece si le regalamos a algún niño pobre tu motocicleta? ¡Será un regalo fantástico para él! Te aseguro que serás más feliz si lo haces.
¿Qué te parece? ¿Tú crees que el niño habría aceptado mi propuesta? Posiblemente no. Hasta suena a disparate. Lo que pasa es que mucha gente insiste en creer que para ser feliz necesita gozar de las posesiones materiales. ¿Es dar realmente un mayor motivo de felicidad que recibir? Yo creo que sí. ¿Hacia dónde se orienta tu vida? ¿A dar o a recibir?
Tomado de: Meditaciones Matinales para Jóvenes 2013
“¿Sabías qué…?”
Por: Félix H. Cortéz