Matinal Para Damas 2013 Para el: 19 diciembre
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Jesús recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Mateo 9: 35-36
Diana Spencer, la ya desaparecida princesa de Gales, dijo en cierta ocasión: «Tengo el corazón en un puño». Se referia sin duda a la compasión que la sobrecogía cuando visitaba lugares en los que la pobreza y la miseria afectaban a la población, especialmente a los niños.
La compasión es un impulso humano que nos lleva a hacer cosas a favor de los demás y a ser capaces de sufrir con ellos. Es la capacidad de consolar y dar esperanza de vida al que cree que todo se ha terminado para él o para ella. Cuando somos capaces de sentir compasión por los demás, nos desprendemos de nuestro egoísmo personal y nos volvemos más sensibles.
La verdadera compasión es activa, no pasiva. Se mueve, actúa y procura el bienestar de los demás. Cuando la convertimos en algo propio, nuestra vida se ennoblece y nuestro orgullo se va haciendo cada vez más pequeño. De esta forma aprendemos a vivir en armonía con los demás y comprendemos que es imposible vivir aislados del mundo.
El compasivo Maestro de Galilea se conmovía ante el dolor humano, y eso lo llevaba a hacer obras de bien a favor de los sufrientes. En las Sagradas Escrituras leemos: «Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos» (Mat. 14:14). En otra ocasión Jesús dijo: «Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino» (Mat. 15: 32). Gracias a aquella actitud compasiva miles de personas fueron alimentadas con la merienda de un niño (Mat. 14).
Pidamos al Señor que hoy nos dé un corazón compasivo y tierno. Dios desea consolar al mundo, y puede utilizarnos a nosotras como instrumentos de consuelo y sanidad. Tiende tu mano compasiva al que sufre. Consuela al que está en medio del dolor y tómate en esperanza viva para los que han perdido su esperanza. A la vez recibirás de parte de Dios su misericordia y compasión.
Tomado de: Meditaciones Matinales para Damas 2013
“Aliento para cada día”
Por: Erna Alvarado
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