Matinal Para Menores 2013 Para el: 15 noviembre
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Lugar: Guyana
Palabra de Dios: Hechos 11:47
Natán y sus amigos ascendieron hasta la cumbre del Monte Rain, donde habían proyectado acampar esa noche. Después de pasar un día enseñando, estaban listos para pasar un tiempo en la naturaleza, observando a los brillantemente coloridos guacamayos y oyendo a los monos aulladores.
Después de una cena sencilla de porotos y bananas, se sentaron a mirar la puesta de sol. A la distancia, podían ver Paruima, la aldea en la que vivían, con su pequeña pista de aterrizaje de pasto, la escuela y las montañas vecinas.
-Sería bueno que juntemos un poco de leña mientras todavía hay luz -sugirió Selvelio.
Los demás estuvieron de acuerdo y se pusieron de pie, para ayudar. Después de encontrar toda la leña seca que pudieron, Selvelio, pacientemente, encendió el fuego, que pronto se convirtió en llamas de un metro y medio.
Mientras estaban sentados allí, al lado del fuego, disfrutando de su calor, Natán saco su linterna y alumbró hacia la aldea. Sus amigos decidieron hacer lo mismo. Y, mientras enfocaban sus haces de luz hacia la aldea, algo sucedió.
Primero una luz y luego otra y otra comenzaron a aparecer, iluminándolos a ellos; luces grandes y pequeñas, algunas que titilaban, otras fijas. Quizá la gente de la aldea hasta haya encendido pequeñas fogatas. Pronto, todo el valle refulgía con luces. Con todas brillando al mismo tiempo, creaban una iluminación pintoresca.
Dios nos dice: «Te he puesto por luz para las naciones, afín de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra». Recuerda, aun la luz más pequeña se puede ver; y cuando trabajamos juntos, podemos iluminar el mundo para Dios.
Tomado de: Meditaciones Matinales para Menores 2013
“En algún lugar del mundo”
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