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Lugar: Arkansas, EE.UU.
Palabra de Dios: Romanos 10:14
Santiago miró por la ventana de su camioneta mientras se acercaban a un cruce. Un camión cargado de mercadería estaba estacionado al lado de ellos.
-Tengo una idea -dijo la mamá-. Oremos por el camionero. Y eso fue lo que hicieron.
Más tarde ese día, mientras se dirigían de vuelta a su casa, Santiago vio un camión en el carril contiguo.
-¿No es ese el hombre por el cual oramos? -preguntó.
Y, si, era el mismo camión. Así que, decidieron orar nuevamente por él.
El camión parecía ir en la misma dirección que ellos. Siguieron sobrepasándose uno a otro todo el camino, hasta cerca de su casa. Finalmente, el camión se detuvo en un supermercado, a solo unas cuadras de la casa de Santiago. El papá no pudo resistir. Entró en el estacionamiento y se detuvo al lado del camión.
El camionero los miró con recelo, mientras el papá de Santiago bajaba la ventanilla y se presentaba. Cuando preguntó al hombre si recordaba haberlos visto en el cruce, el camionero dijo que sí.
-Sí, vi que me miraban -dijo.
El papá de Santiago le explicó que habían estado orando por él. El camionero le contó que hacía poco había salido de prisión. No sentía que Dios pudiera amar a alguien como él. Hablaron un rato, y el camionero decidió entregar su corazón a Dios.
¿No es maravilloso cómo Dios puede utilizarnos para compartir su amor con los demás? La Biblia dice: «Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído?» ¿Estás dispuesto a ser mensajero de Dios?
Tomado de: Meditaciones Matinales para Menores 2013
“En algún lugar del mundo”