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¿Has tenido la oportunidad de ver el milagro de la vida? Lo que ocurre en nuestros cuerpos cada instante en realidad es un milagro, cada órgano se encarga de hacer la parte que le toca y fueron diseñados para trabajar de manera perfecta, es como una gran fábrica donde muchas máquinas trabajan en un mismo fin pero todas se encargan de algo diferente.
El diseño original y perfecto de Dios fue creado sin mancha, listo para permanecer funcionando toda una eternidad, el corazón nunca daría su ultimo latido, los ojos nunca dejarían de ver la luz del sol, las articulaciones jamás dolerían ni sufrirían fracturas. Tu y yo fuimos hechos por la mano de Dios, cada detalle, cada cabello cada célula fue otorgada por su mano para que el milagro de la vida fuera posible. Pero todos conocemos la historia, un día el pecado entro a este mundo y desde ese día nada sería igual, los seres humanos debían morir, nuestros cuerpos diseñados para la eternidad debían simplemente dejar de existir.
A pesar del tiempo y las complicaciones que este a traído, en lo que a enfermedades y degeneración de la obra perfecta de Dios se trata, nuestro deber como hijos de Dios siempre ha sido y será mientras estemos en esta tierra, cuidar de la responsabilidad que él nos ha otorgado al entregarnos la vida y con ella un cuerpo. Un cuerpo que aunque a ti fue entregado, fue hecho para que Dios pueda también morar en él ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19.
Cuántas veces he escuchado la expresión “De algo tendré que morir” refiriéndose a una excusa para su falta de temperancia y cuidado de su vida, ingiriendo bebidas alcohólicas, alimentándose de la peor manera, contaminando su cuerpo, llevando una vida sedentaria que no glorifique al nombre de Dios. Aunque sabemos que moriremos mientras el pecado este en esta tierra, lo que Dios espera es que lleves una vida saludable, lista para trabajar en su obra.
Mientras tus hábitos alimenticios mejoren tu cerebro estará más abierto y más preparado para tomar mejores decisiones, para ver con claridad la voluntad de Dios, para aconsejar a otros e incluso para mostrar la Gloria de Dios. Hacer de la temperancia parte de nuestra vida no es tarea fácil, pero Jesús vino a esta tierra a mostrarnos que esto es posible, que mientras tu mente esté conectada con el cielo y tu corazón al corazón de Dios, una mente ociosa es fábrica de malos hábitos y malos pensamientos, mantén tu mente ocupada y conectada con Dios y permite que Él quien te entiende y ya venció la intemperancia siendo humano como tú, pueda ser tu ayudador y tu sostén para poder vivir una vida saludable y que tu cuerpo sea un templo honrado siempre por la presencia del Espíritu Santo de Dios.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
Narrado por : Jazmin Barros Navarro
