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Cada individuo cuenta con un grado de Ego, algunos lo tienen en proporciones exorbitantes y otros quizá de maneras más moderadas, pero lo que sí es claro es que hay, así sea un poco de este caballero en cada uno de nosotros. Las personas que tienen mucho ego se identifican fácilmente, esa notable actitud de “soy más que los demás” se reconoce a la distancia, incluso a muchos puede que les parezca molesto aquel que actué de esa manera.
Existe una línea muy delgada entre reconocer que las cosas que haces te salen bien por la maravillosa mano de Dios y vanagloriarse orgulloso por creer que son nuestros humanos esfuerzos los que nos hacen lo que somos.
Quizá allá afuera hay muchos que no conocen de Dios y lastimosamente no reconocen quién es el dador de todas las cosas, pero al tú y yo al conocer quién es nuestro Dios, El Todo Poderoso, entramos en una dura batalla. Entramos en la batalla de comprender que cada éxito tiene un sello y que ese sello se llama Jesús.
Quizá tu y yo no seamos de las personas más egocéntricas u orgullosas que existen, quizá no llegamos al punto de pensar ¿Qué seria del mundo sin mí?, pero muy probablemente en estos momentos estés haciendo un análisis de tus acciones, “yo ayudo a los demás”, “reconozco que Dios actúa en mí”, “intento la mayoría de las veces hacer su voluntad”, y felizmente concluir diciendo “yo no soy Orgulloso”. Mi querido amigo, lamento decirte pero ese es un pensamiento muy egocéntrico.
El mensaje del día de hoy es para todos los que siendo un poco orgullosos ni siquiera nos damos cuenta que hay un Ego que sutilmente nos separa de estar más cerca de Dios, para todos nosotros que sin darnos cuenta vivimos una lucha constante, porque si bien en muchos momentos somos honestos y humildes al reconocer la majestad de Dios; hay también muchos momentos, la mayoría internos, en que nuestro ego se alimenta de un poco de vanagloria y de un momento a otro nos encontramos sintiéndonos los más autosuficientes.
Sin importar cuanto esfuerzo te haya tomado, o que tan bueno seas haciendo algo, no servirá de nada. Si eres un hijo de Dios has aceptado depender de Él, y si dependes de Él, cada situación que pases será parte del plan perfecto de Dios para encontrar y sacar el lado más humilde que hay en tu corazón, ese lado humilde que te haga parecerte a Jesús.
Por muy poco que parezca, el ego y el orgullo hasta en sus mínimas presentaciones crean muros entre nosotros y el amor de Dios. Por eso hoy es un día para permitir que Dios pueda quitar de nosotros ese ego que hace parte de nuestra naturaleza pecaminosa, hoy es un día para reconocer cuán grande es nuestro Dios, es un día para derribar todos los muros que no nos permiten vivir el profundo amor de Dios, es un día para dar un gran paso hacia el encuentro con Cristo Jesús.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
Narrado por : Jazmin Barros Navarro