[soundcloud id=’119883840′]
Los seres humanos estamos acostumbrados a querer que las cosas sucedan y las personas actúen como nosotros quisiéramos que sucediera, “si hubiera sido yo, habría hecho esto o lo otro”, “si ese fuera mi defecto, ya yo lo habría controlado” en todo caso es fácil pensar que nosotros habríamos hecho un mejor papel de habernos encontrado en esa situación.
¿Has experimentado ese momento en que lo que para ti es lo que parece “El fin del mundo”, para otros es normal? Es natural que suceda que lo que para ti sea una gran ofensa, para otro sea una exageración o de otro modo, que veas que nada es un problema y lo que le sucede a los demás siempre te parezca sin sentido. Esto es simplemente una muestra más de que todos somos tan iguales y a la vez tan diferentes y aunque suene contradictorio es así, de una manera u otra aunque no con los mismos defectos y no de la misma manera que los demás, tú también te equivocas y fallas. Dos acciones buenas no hacen que tu perdón sea más valioso que el de aquel que te ha fallado.
Es muy cierto que quien perdona siempre es el mas beneficiado pero quizá pensaras, “es fácil para los demás decirlo porque no son ellos quienes sienten lo que yo sentí al ser defraudado o herido”. Pero sabes, no he venido a hablarte del tipo de perdón en que quizá tengas razón y cualquier otro ser humano en tu situación no sería capaz de entregar, he venido a hablarte del perdón que tú ya has recibido, he venido a hablarte del perdón que no mira tú transgresión, del perdón que espera por ti incluso antes de pedirlo; ¿cómo puede el ser humano pedir perdón a Dios por sus errores sin antes haber perdonado a alguien que en su misma condición de pecador le ha fallado?
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:31. Cristo decidió entregarte su perdón, sin pensar en que hiciste o cuantas veces le fallaste, sin pensar en cuanto necesitó entregar para perdonarte, sin pensar en que quizá tu no lo valorarías.
Hoy es un día para darle paso al perdón, hoy es un día para dejar que sea Dios quien se encargue de pedir cuentas, hoy es un día para sanar las heridas del pasado y las del presente también. Hoy es el día para comprender que el dolor de nuestro corazón puede ser quitado si entregamos a otros el perdón que Cristo Jesús un día nos dio.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
Narrado por : Jazmin Barros Navarro