La memoria de Dios
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Nuestro cerebro al pasar el tiempo empieza a volverse algo olvidadizo, nuestra memoria no funciona de la misma manera que solía funcionar unos años atrás, queda claro en esos momentos cuando buscando desesperadamente alguien pregunta, ¿Dónde deje mis gafas de leer que tenía aquí hace un momento? Y curiosamente las tiene colgadas en el pecho; estos hechos son muy graciosos pero a su vez muestran una realidad del ser humano, que aunque intente hacer todo para evitarlo nuestro cuerpo va envejeciendo. No todos tenemos buena memoria para las mismas cosas, algunos son buenos recordando nombres y otros recordando cifras numéricas, muy probablemente si le preguntas al que es bueno recordando nombres te dirá que no es tan bueno con las cifras numéricas. En otras palabras nuestra memoria siempre tiende a fallarnos y usualmente cuando más la necesitamos.
Si buscamos en nuestros recuerdos encontraremos que todos tenemos alguna petición que le hemos hecho a Dios con intensidad durante mucho tiempo, ese tipo de peticiones que con el pasar de los días, meses o años se vuelven parte de nuestra oración diaria y que quizá si en tu caso ha pasado mucho tiempo ya hasta desististe de insistir.
Por momentos, quizá has llegado a pensar que la memoria de Dios ha fallado y se olvidó de ti, has perdido la paciencia o te has desesperado porque en la oscuridad es difícil ver la luz al final del camino, pero, cuan grande es el poder incalculable de Dios que a pesar de nuestras incontables peticiones y deseos, Él tiene en cuenta todas y cada una de nuestras oraciones.
Mi querido amigo Dios no se ha olvidado de ti, Dios de una manera que jamás podremos explicarnos vive a cada instante tus luchas y conoce tus necesidades. Él sabe que tus hijos están descarriados, Él sabe la necesidad de dinero que hay en tu hogar, conoce la enfermedad que has estado padeciendo.
A diferencia de nosotros Dios no olvida suplir tus necesidades, así como no olvida cada mañana hacer salir el sol. Él Te ama con amor indecible, así que si has estado orando por alguna petición por mucho tiempo, no desistas Dios no se ha olvidado de ti.
Nuestro padre quien primero nos amó desea darnos con él todas las cosas en su tiempo perfecto. Aún no ha llegado el momento de que esta visión se cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará en el momento preciso Habacuc 2:3
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
Narrado por : Jazmin Barros Navarro
