Matinal Para Damas 2013 Para el: 04 noviembre
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Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Salmo 73: 24-25
La consejería psicológica intenta apoyar emocionalmente a personas que sufren de algún tipo de confusión, y que por sí mismas son incapaces de encontrar soluciones para sus problemas. Un profesional de la salud mental es alguien que intentará orientar, abrir nuevas opciones y dirigir la conducta de sus aconsejados con el fin de que manejen sus preocupaciones en forma apropiada, y aprendan a vivir con equilibrio y hábitos que potencien la serenidad y el bienestar.
Las estadísticas muestran que millones de personas en todo el mundo acuden a diario a estos profesionales. El campo de trabajo de dichos consejeros es cada día más amplio, e incluso es frecuente encontrarlos en la plantilla de instituciones sanitarias tanto públicas como privadas. Creo que Dios los utiliza para ayudar a los demás, y que ellos probablemente constituyen una muestra de esa hermosa gracia que recibimos cuando el Señor mismo se ofrece a ser nuestro consejero: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti» (Sal. 32: 8). ¡Qué maravilloso es saber que Dios es nuestro «Consejero admirable»! (Isa. 9: 6). Sus consejos son perfectos, santos, y nos los ofrece con un amor incondicional.
Mientras leemos su Palabra y oramos, conoceremos su voluntad y sabremos exactamente que hacer incluso en medio de la tribulación y del dolor. «Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa» (Prov. 8: 34).
La consejería de Dios aporta una dimensión espiritual que está ausente en la práctica de los consejeros profesionales no cristianos. Ese elemento espiritual nos acerca a Dios, nos vigoriza, genera nuestra capacidad de lucha. Gracias al mismo, sabemos que no estamos solas y que podemos con propiedad exclamar: «Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte» (Job 19: 25).
Amiga, si en este día te sientes algo perpleja a causa de alguna difícil situación que estás encarando, haz una cita con tu Consejero celestial. En tu recámara, dile: «Yo soy pobre y estoy necesitado; ¡ven pronto a mi, oh Dios! Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te demores, Señor!» (Sal. 70: 5).
Tomado de: Meditaciones Matinales para Damas 2013
“Aliento para cada día”
Por: Erna Alvarado
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