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La sociedad consumista en la que vivimos nos mantiene constantemente ocupados pensando en estar al nivel de los cambios en que se maneja el mundo, desde comprar el último Smartphone, hasta ciertas formas de ver la vida y maneras de comportarse; seguramente conoces personas que por guardar apariencias se llenan de cuentas por pagar, llevan una vida que aparentemente está llena de lujos y comodidades pero que, dándole un vistazo a la realidad encuentras que son personas perturbadas por las deudas con entidades bancarias e incluso prestamistas, es como si todo lo que tienen le perteneciera a otro.
Adquirir una “buena deuda” implica realizar un préstamo para invertir el dinero en negocios con altas posibilidades de éxito y un estudio profundo de las posibilidades de riesgo, aunque el verdadero riesgo es que de verdad utilicemos bien ese dinero. Es muy difícil controlar la manera en que manejamos algo por lo cual no hemos trabajado, para ser honestos la mayoría de las veces que se realizan prestamos, los proyectos no han sido lo suficientemente estudiados, y muy probablemente como sucede con las tarjetas de crédito son para gastar en muebles, entretenimiento o mantener un estilo de vida que no podemos pagar.
No todos llegan a esos extremos, pero no es necesario ir hasta tal punto para estar gravemente involucrado en este mal, aunque nuestras deudas no son tan altas, las “pocas” que tenemos nos producen estrés, no nos permiten ahorrar, nos hacen creer que para poder alcanzar todo lo que deseamos es necesario seguir endeudándonos.
Dios capacitó nuestras mentes para salir de esta rutina de endeudamiento, todos en nuestro interior llevamos un buen administrador de nuestros bienes, es solo que nunca lo hemos entrenado. Dios desea que seas prosperado pero no a cualquier precio,¿Cómo puede Dios prosperar tu vida si aún no has aprendido como administrar los bienes que él quiere entregarte? Cuánto dinero llevas ahorrado en lo que va del año?
Es hora de aprovechar los maravillosos regalos de Dios, por eso el primer reto para iniciar de ahora en adelante será guardar como un ahorro el 10% de todo lo que ganes, dentro de un tiempo encontraras algo productivo en que invertir ese dinero y así podrás ir construyendo un capital que iniciara con un cambio de hábitos en tu vida financiera. Coloca todos tus proyectos y decisiones en manos Dios y permite que él te ayude a sacar el buen administrador que llevas dentro.
Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. 3 Juan 1:2
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
Narrado por : Jazmin Barros Navarro