[soundcloud id=’116960502′]
¿Has oído hablar a alguien que, como soldado regresó de alguna guerra? Es impresionante escuchar todas esas sorprendentes historias y conocer a fondo las cosas duras que tienen que vivir. Pasan por arduos entrenamientos y desarrollan un equipo de trabajo tan unido que darían la vida el uno por el otro. Deben confiar tanto en su compañero hasta sentirse tranquilos porque su vida se encuentra en buenas manos, deben confiar que esa persona con la que han entrenado durante tanto tiempo en momentos de crisis ira hacia él, como mejor explica la famosa palabra usada en todas las historias de soldados cuando necesitan que su compañero guarde su espalda, “Cúbreme”.
En la dura tarea de participar en una guerra que sería de cada uno de los soldados sin la comunicación, dentro del equipo todos deben mantenerse en comunicación constante para que las operaciones puedan salir con éxito y el soporte que se dan el uno al otro tenga sentido. Imagina en estos momentos que eres uno de esos soldados, solo escuchas balas de un lado hacia el otro suenan bombas explotar a pocos metros, las piernas te tiemblan y el corazón late como nunca antes lo ha hecho, no sabes si volverás a casa completo o peor aún, no sabes si volverás. Piensa en ese momento en que las fuerzas enemigas están a punto de llegar a ti y de la nada aparece tu fiel compañero, arriesgando su vida para salvar la tuya, en ese momento te das cuenta que todos esos meses de entrenamiento y que aún estar en la batalla ha valido la pena.
Tu vida muchas veces parece la de un soldado, mientras vas por el camino a veces no entiendes el entrenamiento necesario para poder ir a la batalla. Dios nos está entrenando para el momento preciso de enfrentar la prueba mayor. Conocer su gran amor y su misericordia no será suficiente hasta que no lo vivamos por completo, hasta que no escuches el estruendoso sonido de las bombas caer a tu alrededor y sentir que las fuerzas enemigas están a unos pasos de destruirte, hasta que en esos momentos entiendas que tu compañero fiel e incondicional se llama Jesús, quien sin importar cuan arriesgado sea lo ha entregado ya todo por ti, quien hoy quiere recordarte que no estás solo y que va cubrirte en cada situación que puedas encontrarte, un grito de auxilio lleno de Fe será suficiente para que nuestro compañero llegue al rescate inmediato.
Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme. Salmo 120: 1-3.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
Narrado por : Jazmin Barros Navarro