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Cuando nos encontramos lejos de Dios y por razones celestiales que no comprendemos él nos alcanza y nos llama para entrar en nuestro corazón, encontramos miles de excusas para decir que no estamos listos, que somos imperfectos, que hay cosas que son muy difíciles de dejar a un lado. Encontramos excusas en lo que vemos en algunos que se hacen llamar cristianos y quizá no dan un buen testimonio, encontramos que es muy fácil decir «Aún no». Y aunque está bien sentir temor al cambio, finalmente tendremos que decidir, y aún quedar en silencio será una decisión.
El día que finalmente nos decidimos y damos el primer paso para seguir a Jesús, es el día en el que todo en nuestra vida cambia, llegan pruebas y dificultades para probar tu fe pero estas dificultades tienen un color diferente, incluso tienen un sabor diferente, nuestra manera de ver la vida empieza a cobrar un sentido. Y no te culpo por sentir temor ya que si no lo sabías, el día que decidimos seguir a Dios, mi querido amigo ese día, Satanás también dice «aquí voy decidido», y él sin pensarlo se levanta y va directo a luchar para que te sientas incapaz, y para que sientas que tu decisión no fue la correcta, que es más fácil seguir de la manera en que vivías lejos de Dios.
No importa si llevas un día, dos años o diez en los caminos del señor, siempre que decidas dar un paso que sea para avanzar en favor de Cristo, satanás intentará colocarte tres pasos más atrás, y quizá ahora entiendas porqué cuando crees que es el momento de empezar con el propósito que has hecho, pasan miles de cosas que no te explicas y simplemente retrocedes y desistes. Quizá ahora entiendas porqué durante la prueba no es posible estar solo; en esos momentos en que tu cabeza se llena de pensamientos que dan miles de vueltas, pensamientos que sabes no deberían estar en tu mente, pensamientos que te contaminan, que te llevarán a fallar.
No es posible estar sólo cuando tu carne puede más de lo que tu razón conoce, y aunque yo no conozco tus pecados ni puedo ver dentro de ti cuáles son tus luchas solo puedo recordarte que “…no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”. Rom 9:16. Afortunadamente no depende de nuestras fuerzas, afortunadamente nuestra vida eterna se encontró y se encuentra en manos de Cristo Jesús, en quien no caben dudas, en quien no existen los «Tal vez», en quien decidió antes que nacieras, en quien seremos libertados de nuestras luchas diarias con el pecado y en quien puedes confiar que su misericordia de la que hoy dependes, te llevará con éxito al Hogar celestial.
“Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna, porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Rom: 6: 22-23
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
Narrado por : Jazmin Barros Navarro
