Palabras al corazón Para el: 21 octubre
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¡Cuando llegará el día en que desaparezcas de mi vida y dejes de interponerte en mis cosas! Gritaba Ana mientras caminaba hacia su cuarto, con sus ojos llenos de lágrimas y su corazón lastimado, su padre, Carlos, como de costumbre era el aguafiestas del momento. Las palabras de Ana lo dejaron atónito, pero decidió esperar el momento oportuno para explicarle que su amor por ella era lo que no le permitía dejarla correr hacia los errores sin antes hacer todo lo que estuviera en sus manos.
Esa misma tarde de viernes Carlos conducía en su moto hacia su casa desde su trabajo que quedaba a las afueras de la ciudad, él no podía dejar de pensar en las palabras con las que había comenzado su día, la carretera estaba mojada y llovía a cántaros, la poca visibilidad y la imprudencia de un conductor ebrio fueron suficientes para que ese día ocurriera lo inesperado. Su vida nunca volvió a ser la misma, sufrió de varias contusiones en el cerebro que se llevaron al Carlos que todos conocían. Una isquemia cerebral lo hizo volver a ser un niño, perdió toda su capacidad motora y había quedado completamente ciego. Ana duró semanas junto a la cama de su padre, llorando desconsolada recordando sus palabras esa mañana, se lamentaba diciendo, “si solo hubiera pensado antes de hablar, si tan solo hubiera entendido su amor, esas no habrían sido mis últimas palabras” Ana sabía que esta vez pedir disculpas no sería una opción.
Ya han pasado un par de años, y Ana parece haberse perdonado por sus palabras ese día. Fueron noches largas de amargo dolor mientras de la manera más cruel entendía que cada palabra tiene un valor y que alguien debe pagarlo.
Lo que pensamos, lo que decimos lleva consigo el peso de saber que deja de ser nuestro en el momento que sale de nosotros. ¿Cuántas veces has herido con tus palabras? ¿Cuántas veces has creído en tu afán de ser sincero que debes decir cosas que destruyan a los demás solo porque es la verdad o Tú verdad? Querido amigo la sinceridad sin la prudencia no tiene sentido, quizá si haces memoria encontraras que incalculables veces has dicho cosas de las cuales hayas tenido o debas arrepentirte, y por la misericordia de Dios pedir disculpas ha sido suficiente, pero que pasará el día en que una disculpa ya no esté disponible Proverbios 3:8-9 dice: pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
¿Consideras que eres imprudente? Solo en Jesús podrás cambiar, por eso es hora de pedir prudencia celestial que es la única que nos permitirá alcanzar la sabiduría al hablar, es la única que nos permitirá ser sinceros sin herir, es la única que nos permitirá hablar palabras de vida.
Escrito por: Jazmin Barros Navarro
¿Confías en Dios?
Narrado por : Jazmin Barros Navarro
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