En línea – Segunda parte
[soundcloud id=’114960804′]
Lugar: Estados Unidos
Palabra de Dios: 1 Corintios 15:33
Arrojando su mochila sobre la cama, David se sentó frente a la computadora. Estaba muy ansioso por chatear con sus nuevos amigos virtuales. ¡Eran tan divertidos! ¿Y qué importaba, si de vez en cuando usaban malas palabras? ¿O qué, si hacían cosas que él sabía que estaban mal? Por lo menos lo entendían, y lo hacían sentir como uno de ellos.
David no se daba cuenta de la espiral descendente en la que se encontraba. Estaba pasando tanto tiempo en línea, con sus nuevos amigos, que no tenía tiempo casi para nada más. Cuando algunos chicos de la escuela que tenían malos hábitos se le acercaron, él se encontró diciéndoles que sí a todo. Todavía iba a la iglesia con sus padres, pero estaba viviendo una doble vida, por así decir.
—¿Tengo que ir? —se quejó David cuando se enteró del campamento del grupo de jóvenes.
Pero, sus padres insistieron.
«¿Por qué no puedo quedarme en casa?», se dijo a sí mismo.
Ese fin de semana, algo que dijo el predicador hizo que la mente de David hiciera clic. Quizá fue el versículo de la Biblia, que dice: «No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres» Se dio cuenta de que había estado desviándose en la dirección equivocada, y decidió entregar su vida a Jesús.
Fue difícil explicar a sus amigos en línea lo que había sucedido. Trató de hablarles de Dios, pero a ellos no parecía interesarles. Solo cambiaron de tema y se burlaron de él cada vez que trató de sacar el tema. A medida que pasaban los días, cada vez chateaba menos con ellos. Parecía que ya no tenían mucho en común.
David comenzó a manejar mejor su tiempo en línea, ¡y se alegró de que Dios controlara ahora su vida!
Tomado de: Meditaciones Matinales para Menores 2013
“En algún lugar del mundo”
