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Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Juan 5:39
Había pasado un mes desde que la Lotería Nacional Británica anunciara los números ganadores. Alguien había comprado el billete ganador, pero no había reclamado su premio. Tres millones de libras (5,6 millones de dólares) permanecían sin entregar.
El billete ganador descansaba en un cajón de la cocina de la casa de los Austin, pero el señor y la señora Austin ignoraban totalmente que poseían un pedazo de papel tan valioso. De vez en cuando, ellos compraban uno o dos billetes de la lotería y los ponían en el cajón, pero habían estado demasiado ocupados últimamente como para revisar la pila y los números. Los boletos viejos, probablemente, eran inútiles ya.
Pero, un día, la señora Austin vio un aviso en el diario, que informaba que el premio de tres millones de libras seguía sin ser reclamado. ¿Podría ser? Caminó hasta el cajón de la cocina y sacó la pila de billetes viejos de lotería. ¡Imagina su sorpresa cuando descubrió que uno de ellos era el billete ganador! Ellos tenían el billete ganador con el que podían reclamar los tres millones de libras.
¿Cuántos de nosotros no estamos conscientes de que tenemos un billete ganador en nuestra casa? No estamos hablando de un billete de la lotería, que se basa sobre la suerte y el azar, sino de la Biblia, algo absolutamente seguro. Y el premio por reclamar vale más que millones y millones de dólares.
Esto es porque la Biblia nos señala a Jesús, el mejor premio que alguna vez podamos desear. Y, a su vez, Jesús nos promete vida eterna. Es una situación en la que todos ganamos. Jesús dijo: «Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!»
No permitas que tu «billete ganador» esté por allí, desatendido. Abre tu Biblia, léela y conoce a Jesús.
Tomado de: Meditaciones Matinales para Menores 2013
“En algún lugar del mundo”