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En su libro Madres e hijos, la difunta Jean Lush se refirió al reto que enfrentan las madres solteras al criar los varones. Las edades de cuatro a seis son especialmente importantes y difíciles. Un varón a esa edad todavía está apegado a su madre, pero siente la necesidad de separarse de ella e inclinarse hacia un modelo masculino. Si tiene al padre en la casa, generalmente querrá pasar más tiempo con su papá aparte de su mamá y sus hermanas.
Pero ¿qué consejo se le puede dar a una madre que está criando un varón sola? Primero, debe entender que él tiene necesidades que ella no está bien equipada para suplir. Su mejor opción es reclutar a un hombre que pueda actuar como mentor de su hijo —uno que pueda servir de modelo masculino—. Por supuesto, los buenos mentores son difíciles de hallar. Las madres solteras deben pensar en amigos, familiares o vecinos que puedan aportar tanto como una hora o dos al mes. En caso de necesidad, un alumno de secundaria con fundamento a quien le gusten los muchachos podría aun ser «contratado» para jugar a la pelota o ir de pesca con su hijo.
Las madres solteras que pertenecen a una iglesia cristiana debieran buscar apoyo para sus hijos varones entre los miembros masculinos de la congregación. La Biblia manda a los fieles a cuidar de los niños sin padres. Isaías 1:17 declara: «Haced justicia al huérfano [una versión dice: «Defended al que no tiene padre»], amparada la viuda». Jesús mismo tomó a niños y niñas en su regazo y dijo: «Y cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe» (Mateo 18:5). Creo que nuestra responsabilidad como hombres cristianos es ayudar a las madres solteras con sus difíciles tareas de la crianza.
Ciertamente, las madres que están solas tienen muchas demandas de su tiempo y energías, pero el esfuerzo en buscar un mentor para sus hijos varones quizás sería la contribución más digna que pudieran hacer.
Escrito por: Dr. James Dobson
El corazón del Hogar.
Narrado por: Mario Palafox Martínez