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A los jóvenes se les está diciendo hoy que pueden tener relaciones sexuales con diferentes personas si simplemente «se protegen» por medio del uso de condones. Eso parece simple, ¿verdad? ¿Qué nos dice la ciencia médica acerca de la efectividad de estos medios?
Una cuidadosa investigación reveló que los condones no pudieron impedir la concepción en mujeres casadas 15.7% de las veces. Otro estudio mostró que fallaron 36% de las veces en evitar el embarazo en jóvenes solteras pertenecientes a la clase minoritaria. Esta desalentadora estadística explica por qué existe una palabra para los que dependen de los condones como medio de control de la natalidad. Les llamamos: PADRES.
Ahora bien, recuerde que las mujeres pueden concebir sólo dos o tres días al mes, mientras que el SIDA (Virus de inmunodeficiencia humana) , y otras enfermedades transmitidas sexualmente pueden transmitirse 365 días al año. Si los condones no se usan adecuadamente, si están defectuosos, o si se deslizan sólo una vez, los resultados pueden ser desastrosos.
Un error después de cientos de episodios protegidos es todo lo que se requiere para contraer una enfermedad transmitida por contagio sexual. La víctima joven a quien los adultos le han dicho que este pequeño dispositivo de látex hace que el acto sexual sea «seguro» puede que no sepa lo que le espera. Se está arriesgando a una vida de dolor y aun a la muerte, por un breve momento de placer. ¡Qué carga más pesada ponemos sobre un cuerpo y una mente inmaduros!
La única manera de protegerse contra enfermedades mortales es practicar la abstinencia mientras se es soltero, y entonces casarse una persona que no esté contagiada (si se casa), y vivir juntos en mutua fidelidad por el resto de la vida. Ese es el plan bíblico —y es el único comportamiento sensato ante una epidemia.
Escrito por: Dr. James Dobson
El corazón de Hogar.
Narrado por: Mario Palafox Martínez