Las cosas pequeñas son las que cuentan
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Uno no tiene que gastar grandes sumas de dinero para tener una vida familiar significativa. A los niños les gustan las actividades más simples y repetitivas. Les gusta que les lean las mismas historias cientos de veces y oír los mismos chistes mucho después de haber oído lo gracioso de ellos. Estas interacciones con los padres son a menudo más divertidas que los juguetes costosos o los acontecimientos especiales.
Un amigo mío les preguntó una vez a sus hijos adultos qué cosas recordaban con más cariño de su niñez. ¿Fueron las vacaciones que tomaron juntos o los viajes a Disneylandia o al zoológico? No, le dijeron. Era cuando él se ponía en el piso y luchaba con ellos cuatro. Ellos se unían para atacar al «viejo» y se reían hasta que les dolían las costillas. Así piensan los niños. Las actividades más significativas dentro de las familias a menudo son aquellas que se centran en lo espontáneo y personal.
Por esta razón, las responsabilidades que tienen tos padres y madres no se compran con dinero, aunque muchos lo han intentado. Algunos padres y madres exhaustos, especialmente los que son afluentes, a veces intentan «compensar» a sus defraudados hijos con juguetes, autos y experiencias costosas. Eso rara vez da resultado. Lo que más desean los niños y las niñas es pasar tiempo con sus padres —construir objetos en el garaje o cantar en el automóvil, o ir de pesca a una conocida laguna. Ningún juguete, por sí solo, puede jamás competir con el disfrute de tales momentos. Y esos momentos serán recordados toda la vida.
Escrito por: Dr. James Dobson
El corazón de Hogar.
Narrado por: Mario Palafox Martínez
