La autoridad de los padres
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Un escritor acerca de cuestiones del desarrollo de los niños sugiere que los padres y los hijos deban actuar en un plano de igualdad —-hacer decisiones por negociación y compromiso—– después de todo, dice: ¿quién sabe que es lo mejor para el niño o la niña?
El niño pudiera tener la razón y el padre equivocado.
Cuando oí ese consejo, con lo cual estoy en fuerte desacuerdo, vino a mi mente un pequeño hamster que tuvo mi hija. Un día me senté a observar a ese peludo animalito que intentaba salir de su jaula. Se esforzaba incansablemente para abrir la puerta y presionaba con su peludo hociquito entre las barras. Entonces advertí la presencia de nuestro perro tejonero siggie, que se hallaba sentado a mas de 2 metros en la oscuridad.
El también estaba observando al hamster. Tenía sus orejas erectas, y era obvio lo que tenia en mente. Estaba pensando: vamos criatura. Abre esa puerta, y seras mi almuerzo.
Si el hamster hubiera tenido la desdicha de escapar de su jaula, lo que el desesperadamente deseaba lograr, habría muerto en cuestión de segundos.
Obviamente, yo veía algo desde donde estaba sentado que el hamster no podía percibir. Tenía una diferente perspectiva que él. Estaba consciente de peligros que él no había previsto. Por eso le negué algo que el ansiaba lograr.
Así pasa con nuestros hijos. Los padres tienen la perspectiva de la madurez que le falta a sus pequeños. A veces lo que ellos mas desean sería desastroso si se les concediera. Por eso yo abogo firmemente por la autoridad de los padres cuando los hijos tienen poca edad. Aunque los padres no son perfectos, la mayoría de ellos hacen lo que es mejor para sus hijos y no debemos socavar su habilidad de guiar a sus propios hogares.
Esta posición es inequívocamente apoyada por las escrituras. El apóstol Pablo escribió: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Colosenses 3:20)
Escrito por: Dr. James Dobson
El corazón de Hogar.
Narrado por: Mario Palafox Martínez
