LA VOZ DEL MAESTRO
“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:7
Subí al ático donde mi abuelo guardaba los canarios que criaba y lo observé con asombro, mientras colocaba uno solo en la jaula, que de inmediato cubrió completamente, para dejar al ave en total oscuridad. Enseguida, mi abuelo se puso a silbar. Al oír su silbido, el canario captó el tono; aprendió la melodía en la oscuridad y la recordó para siempre. Dios nos enseña a confiar en él del mismo modo en que se lo enseñó a Jesús, durante su trayectoria en esta tierra. Tal vez la lección más difícil e importante de la vida sea aprender a confiar cuando no podemos entender lo que sucede. Cuando todo parece oscuro. Cuando el viaje se alarga demasiado y el camino es áspero o tortuoso, y uno ya no halla manera de pasar alrededor, por encima ni a través de la montaña.
En su mensaje a los filipenses, el apóstol Pablo se refiere a la “paz… que sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7). Cuando las perplejidades y las pruebas de la vida nos confunden, nuestra fe aún puede aferrarse a las promesas de Dios. No es imprescindible entender por qué pasa lo que pasa. No siempre podremos entender todo lo que nos sucede. La vida tiene sus altibajos, sus gozos y tristezas, sus triunfos y derrotas. Tratar de entender por qué Dios permite la angustia y el sufrimiento puede sólo dejarnos aún más confusos. Una cosa es segura: aunque no podamos siempre entender la vida cristiana, podremos siempre confiar en ella.
La confianza conlleva la profunda convicción de que Dios obra en nuestras vidas. “Ahora vemos… oscuramente” (1 Cor. 13:12), pero en la oscuridad, como el canario, aprendemos a cantar. Aprendemos a captar el silbo de Dios. Aprendemos el canto de la confianza. Piense, en Jesús: solo, en la oscuridad, pendiendo de una cruz entre el cielo y la tierra. En el peor momento de su vida clamó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Luc. 23:46). Ridiculizado por la turba, traicionado por Judas, negado por Pedro, abandonado por sus discípulos, rechazado por los judíos y crucificado por los romanos, Jesús vivió confiado, y nos enseña a confiar. Como el fruto a la semilla, cada experiencia contiene su lección de confianza.
Sean cuales fueren nuestras circunstancias, pidámosle a Dios que ahonde nuestra confianza en él, que aumente nuestra fe. Que nos ayude a asirnos de su amor cuando no podamos entender lo que nos pasa, o por qué nos pasa lo que nos pasa… Roguémosle, como el padre aquel que se acercó a Jesús para pedirle por la sanidad de su hijo: «Creo; ayuda mi incredulidad» (Mar. 9:24). Ayúdame a confiar en ti plenamente.
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Lecturas Devocionales Familiares 2023
«SOBRE TIERRA FIRME »
Por: MARK FINLEY
Colaboradores: Familia Mariscal & Paty Solares