El exceso de estudio, al incrementar la afluencia de sangre al cerebro, produce una estimulación enfermiza que tiende a debilitar el dominio propio, y con mucha frecuencia da lugar al impulso o al capricho. De ese modo se abre la puerta a la impureza. El uso indebido o la falta de uso de las facultades físicas es, en gran medida, la causa de la corriente de corrupción que se extiende por el mundo. La “soberbia, pan de sobra, y abundancia de ocio” son enemigos tan fatales del progreso humano en esta generación, como cuando causaron la destrucción de Sodoma.—La Educación, 209 (1903).
Variedad en lo que pensamos
Cuando se persiste de forma exclusiva en una determinada línea de pensamiento, a menudo la mente se desequilibra. Pero pueden emplearse sin peligro todas las facultades si se ejerce equilibrio en el uso de las aptitudes físicas y mentales y si los temas de pensamiento son variados.—La Educación, 209 (1903).
No hay que descuidar el estudio de las ciencias
Si comprendiéramos plenamente nuestras oportunidades y privilegios, se podría llevar a cabo mucho más en la obra de la autoeducación. La verdadera educación significa más que lo que los colegios pueden dar. Aunque no se debe descuidar el estudio de las ciencias, existe una preparación más elevada que ha de obtenerse mediante una relación vital con Dios. Tome cada estudiante su Biblia y póngase en comunión con el gran Maestro. Edúquese y disciplínese la mente para luchar con problemas arduos en la búsqueda de la verdad divina.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 269 (1900).